Nace en Valladolid y se ha situado en pocos meses al frente de los 'crossover' urbanos. Argumentos no le faltan, al combinar en su justa medida conceptos como la estética de un SUV, el espacio interior y la modularidad de un monovolumen o la dinámica, muy similar a la de una berlina. Y si a todo esto le sumamos un equipamiento sumamente personalizado, no es extraño que el Captur esté dando que hablar.
Su última 'ocurrencia' ha sido combinar el propulsor diésel de 90 caballos con la caja automática de doble embrague EDC. Es la que nos ocupa y la más apetecible, sin duda. Es cierto que el precio se incrementa 1.400 euros con respecto a la manual y hasta consume algo más (no contempla 'Start/Stop' para que no se disparen los costes), pero nos facilita mucho las cosas en el día a día y lo importante es ganar en calidad de vida.
Un cambio ideal para la ciudad
Dicho esto el Captur dCi EDC es la opción más lógica en ciudad, donde el cambio de doble embrague de seis relaciones funciona como un reloj. Y gracias a un puesto de conducción elevado gozamos de una gran 'panorámica' de todo lo que nos rodea. En ese hábitat lo borda.
Afrontamos después un tramo de autopista. El salto entre marchas es suave y confortable. Ya hemos comentado que no tiene 'Start/Stop', pero sí contamos con un par de guiños que nos ayudan a ajustar al máximo el consumo. Se trata del programa ECO, que se activa al pulsar un mando situado en la consola central. En ese momento el cambio de marchas se realiza a un régimen de giro menor, el par motor queda limitado y hasta optimiza al máximo la climatización.
También tenemos un indicador luminoso en el cuadro que cambia de color en función del tipo de conducción que realicemos y que conviene llevar en verde. Así, a 120 km/h el consumo medio ronda los 6,0 litros.
Prestaciones muy razonables
En carretera le exigimos un poco más. Alguno echará en falta unas levas en el volante para cambiar… El caso es que sus 90 caballos dan de sí lo suficiente como para mover con soltura un conjunto que supera los 1.200 kilos, salvo que vayamos a plena carga. En este caso, y en momentos puntuales, la respuesta no es ya tan contundente.
Si apuramos con el acelerador, el salto entre marchas se produce nada más superar las 4.000 vueltas; lo menos atractivo es que, a la hora de reducir, el motor no retiene demasiado y tenemos que acudir al freno con más asiduidad que con la variante manual.
Lógicamente no es, ni lo pretende, un pura sangre, pero sus prestaciones no defraudan. Si queremos adelantar y pasar, por ejemplo, de 70 a 110 km/h, lo haremos en 8,7 segundos y necesitaremos 221 metros de margen.
El comportamiento dinámico de esta versión es sumamente equilibrado. Es un vehículo para disfrutar en compañía y, por lo tanto, debe ser confortable, pero a la vez controla los balaceos de la carrocería y se muestra más ágil de lo esperado. También las distancias de frenado registradas son más que aceptables, y eso que en el eje trasero la dosificación corre a cargo de unos tambores.
Amplio y agradable interior
El Captur convence si analizamos su interior. Es amplio pero, además, la sensación parece incluso mayor. La presentación es agradable y la calidad francamente buena, aunque los plásticos son duros en salpicadero y puertas.
Los detalles prácticos se multiplican, como el cajón extensible que hace las veces de guantera, las fundas de los asientos desmontables para facilitar la limpieza o una banqueta trasera deslizable (16 centímetros) que libera un espacio para las piernas similar al que encontramos en un Renault Laguna y que permite jugar con el volumen del maletero, entre 377 y 455 litros.
Por último, el acabado Zen que nos ocupa contempla de serie la pintura bicolor y un equipamiento de serie muy completo.