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Prueba del Seres 5 2WD: El ying y el yang del SUV eléctrico

Tras probar el Seres 5 más asequible (o menos potente) hemos acabado con sensaciones enfrentadas, como esa dicotomía taoísta del ying y el yang, de lo oscuro y lo brillante. Y es que este SUV chino ofrece aspectos realmente destacables –incluso suficientes para justificar su compra– y otros con los que resulta difícil convivir –suficientes también para descartarlo de nuestra quiniela.

En realidad, es algo parecido a lo que ocurre cuando conducimos un Tesla Model Y, que podría ser una perfecta alternativa a este Seres 5. Hay cosas del norteamericano que pueden resultar insoportables mientras que otras nos enamorarán. Pero, vayamos al grano.

Un buen planteamiento para el Seres 5

Tal y como te contamos en su momento, el Seres 5 es un SUV de 4,71 metros de longitud que se ofrece con dos configuraciones mecánicas: con un único motor trasero de 220 kW (299 CV) o con dos motores, tracción total y 430 kW (584 CV). En ambos casos, la batería es idéntica, con una capacidad bruta de 80 kWh y una capacidad de carga (teórica) de 100 kW.

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En una primera ocasión pudimos probar la versión más potente, mientras que ahora hemos tenido la oportunidad de conducir la variante de 299 CV, la cual, como hemos apuntado, nos ha dejado con sensaciones enfrentadas.

De entrada, se trata de un automóvil con una sólida presencia, con un aspecto exterior impecable en el que destacan elementos como los tiradores de las puertas enrasados con la carrocería, el enorme techo de cristal o unas aerodinámicas llantas de 20 pulgadas.

El interior continúa ofreciéndonos sensaciones de lujo, con abundantes superficies acolchadas, unos cómodos butacones delanteros, una tapicería de cuero de buena calidad, molduras de madera, detalles de aluminio y un buen equipo de sonido; todo ello por un precio de 63.500 euros que, haciendo diversos malabarismos financieros, se publicita “desde 46.850 euros”.

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Así va el Seres 5 2WD

Nos ponemos en marcha simplemente accediendo al vehículo y accionando la ‘D’ en el pequeño selector de la transmisión (no hay botón de “arranque”). La marcha se inicia con suavidad y pronto comprobamos que las sensaciones al volante son agradables, con una dirección suave y suficientemente precisa, unos frenos de tacto adecuado y unas suspensiones más bien cómodas pero capaces de contener las inclinaciones de este pesado SUV cuando circulamos a ritmos normales e incluso con cierta agilidad.

Nuestra experiencia con el Seres 3 no era, ni de lejos, tan positiva, así que dinámicamente nos llevamos una agradable sorpresa y descubrimos el “ying” de este SUV creado por el gigante chino Dongfeng Motor Corporation.

Nada más recoger el vehículo –que nos entregan con la batería a media carga– emprendemos un viaje de cerca de 400 kilómetros partiendo de Madrid, y nuestras primeras impresiones son bastante positivas por el buen aislamiento acústico, la adecuada potencia de la climatización y la destacable amplitud de su luminoso interior… luminoso, sí, incluso en exceso, ya que el techo de cristal sólo puede opacarse montando un parasol plegable con ventosas que encontramos en el maletero.

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Así que nos resignamos a disfrutar del soleado mediodía del mismo modo en que nos resignamos a entendernos con una interfaz táctil que no siempre va a ponernos las cosas demasiado fáciles, si bien con el paso de los kilómetros (y los días) a todo se acostumbra el ser humano.

Pero el verdadero “yang” del Seres 5 se manifiesta cuando comprobamos que el consumo –circulando a 120 km/h con el control de velocidad de crucero conectado– se dispara hasta los 26 e incluso 27 kWh/100 km, obligándonos a parar en dos ocasiones antes de llegar a nuestro destino, a escasos 400 kilómetros.

Quizás había algo de viento frontal, quizás el calor nos obligó a “desperdiciar” parte de la energía climatizando el soleado habitáculo o quizás la lluvia –que también hizo acto de presencia– contribuyó a elevar el consumo. Pero el caso es que la primera carga repusimos 57,44 kWh durante 45 minutos, dejando la batería al 81 %, lo que supone haber cargado a una media de 76,6 kW, lejos de los 100 kW a los que el Seres 5, teóricamente, puede cargar.

El problema es que ese 81 % de batería con el que abandonamos el cargador no nos daba para llegar a nuestro destino, dado que el consumo seguía rondando los 27 kWh/100 km, con un importante puerto de montaña aún por superar. Así que decidimos hacer una segunda carga, más breve, en un cargador rápido que no se debió de entender muy bien con nuestro Seres 5, ya que tardamos 37 minutos en recuperar apenas 21,6 kWh, lo que nos da una velocidad de carga de apenas 34 kW.

Llegamos incluso a probar en uno de los carísimos cargadores de 350 kW de Iberdrola, pero la cosa fue incluso a peor. Así que al final de la jornada nuestro Seres 5 invirtió más de cinco horas para hacer un viaje que, a velocidades legales, se completa en poco más de tres horas y media, con un consumo de más de 100 kW, que a precio de cargador rápido supone más de 50 euros, recorrido que con cualquier SUV diésel habríamos podido completar por unos 35 euros en una hora y media menos.

El Seres 5 mejora en desplazamientos cortos y media distancia

Para ser justos, el consumo se redujo durante nuestros desplazamientos en destino (bajando a los 21 o 22 kWh/100 km) y en el viaje de vuelta (sobre los 24 kWh/100 km). Además, a la vuelta salimos con la batería cargada (al 99 %, que es cuando la interfaz decidió que la recarga se había completado) o casi, y nos conformamos con una única recarga a medio camino en un Supercharger de Tesla que “hizo buenas migas” con el Seres 5, ya que nos permitió acercarnos bastante más a esos 100 kW prometidos por el SUV chino.

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En este cargador de 350 kW, la recarga de nuestro Seres 5 nunca superó los 35 kW, y el coste del kilovatio era especialmente caro.

Así que este Seres 5 nos deja con ese sabor agridulce que ofrecen los productos con un buen potencial pero con lagunas. Lo cierto es que se trata de un automóvil que, aunque ha llegado a España hace unos meses, se lanzó al mercado local en 2019 (por lo que su tecnología no es la más actual), empleando una plataforma que admite sistemas de propulsión térmicos (por lo que no está 100 % optimizada para vehículos eléctricos), que arrastra además unos pegajosos neumáticos deportivos de 255 milímetros de anchura y que ha de lidiar con una importante superficie frontal en su lucha contra el viento.

Probablemente, se trate de una opción interesante para quien realice habitualmente cortos desplazamientos, pueda recargar en su casa con tarifas bajas y aprecie especialmente el confort y la relativa exclusividad que un modelo como éste puede aportar. Al final, como siempre ocurre en el caso de los modelos eléctricos, es cuestión de fijarse bien en todas las características del vehículo, probarlo (siempre) antes de comprar, echar números y decidir si el modelo que nos gusta se ajusta a nuestras necesidades, algo que no siempre sucede.