Es cierto que cuando en 2013 Skoda irrumpe en el segmento C del mercado con su Spaceback, lo hace con un producto sencillo e inteligente a la vez, pero en clara desventaja frente a los que hipotéticamente eran sus rivales directos. Seis años más tarde, la firma checa le busca sucesor con este Scala, en el que también prima la sencillez y la lógica, pero que muestra mucho más empaque. Y eso se nota a simple vista.
Para empezar, su diseño exterior será el espejo en el que se van a mirar los futuros modelos de Skoda. Y por dentro, más de lo mismo. Con todo el sentido, pues la ergonomía y la simplicidad imperan por encima de todo. No es despectivo; al contrario, pues nos hace sentir cómodos desde el primer instante. Y aunque muchas funciones se controlan desde su pantalla táctil de 8 pulgadas, mantiene los mandos de climatizador y diferentes botones físicos en el lugar correcto, que permiten dar con la tecla precisa de forma intuitiva.
Sus asientos son realmente confortables, pero el tapizado tan claro de nuestra unidad de pruebas, opcional, se ensucia con mirarlo. Mejor algo más sufrido. Y no digamos ya si viajamos con niños…
Sus plazas traseras son dignas de alabanza, pues con un conductor de 1,75 metros de estatura al volante hay 74 centímetros para la piernas -un Mazda3 en esa situación tiene 65-. Abunda el espacio longitudinal, mientras que entre puertas -al nivel de las caderas- tiene 1,32 metros, en línea con sus rivales. Aunque tiene 'truco', puesto que el respaldo posterior mide realmente 1,11 metros de ancho por la invasión de los pasos de rueda traseros. Eso hace que tres adultos no vayan cómodos, sobre todo el del centro, que sufre un túnel prominente. Y eso que no habrá un Scala con tracción total.
Ahora bien, en ese túnel se colocan salidas de ventilación extra y dos puertos USB para que las pilas de los 'gadgets' con los que entretener a los más pequeños no nos dejen tirados.
Si analizamos su maletero, decir que el de un Seat León oscila entre 380 y 1.210 litros, mientras que el del Scala lo hace entre 467 y 1.410. No hay más que hablar. El único 'pero' es que el doble fondo es opcional, como la rueda de repuesto, que puede ser 'de verdad'. A opción también se relega el portón eléctrico -no hay función manos libres- y una bola de remolque que sale y se guarda con pulsar un botón. Son algunas de las ingeniosas soluciones 'Simply Clever' que esconde el Scala, en el que abundan espacios donde dejar pequeños objetos.
¿Diésel?
Muchos se preguntarán sobre el motivo de no elegir un TSI. Y yo te digo: ¿y por qué no un diésel? Independientemente del carburante, consiguen la etiqueta 'C' de la DGT, y este además anuncia un gasto medio 0,8 l/100 km inferior al de su hermano de gasolina. No es mucho, pero ya te digo que en la práctica esa diferencia se incrementará.
También es cierto que los 2.000 euros menos que cuesta el 1.0 TSI harán que muchos descarten este TDI, pero cuando te des cuenta que con un depósito de 50 litros superas con facilidad los 1.000 kilómetros de autonomía… No digas que no te avisé. Este Scala es un verdadero 'mechero', como han demostrado los 4,5 l/100 km reales que le hemos medido, una cifra sorprendente. Para reducir los gases contaminantes equipa un filtro de partículas con AdBlue, de modo que lo que emite por su escape es tan limpio -o tan sucio, como prefieras verlo- como los gases de un gasolina. Ahora bien, con la ventaja de que este TDI gasta menos que el TSI y, por tanto, emitirá menos CO2. Es una regla de tres.
Bajo su capó se encuentra el archiconocido 1.6 TDI de 115 CV, un bloque con solera en el Grupo Volkswagen que, como punto débil, tiene un funcionamiento algo ruidoso en frío. Además, la insonorización interior no alcanza la perfección. Pero tampoco es como para tener que llevar la música a todo volumen.
El conjunto motor-cambio es muy agradable, pero es cierto que yo por 1.700 euros más apostaría por la transmisión automática DSG de 7 velocidades. Y ya sería perfecto.
Hace uso de la plataforma MQB A0
Una de las soluciones usadas por Skoda para reducir costes en este Scala es usar la plataforma MQB A0. Los más puestos sabrán que es la utilizada por Audi A1, Seat Ibiza o VW Polo, entre otros, pero en este caso se adapta a las necesidades de un compacto. No en vano mide 31 centímetros más que un Polo, al que también saca 9,8 centímetros de batalla.
Y el empleo de esta plataforma es quizás una de las razones por las que en su interior hay sensación de estrechez -sólo sensación-, o que no pueda tener freno de estacionamiento eléctrico. Otro pellizco se ahorra al no tener hidráulicos en el capó, o por apostar por un techo panorámico -de serie- que es fijo. ¿No es lo que esperabas? Puede, pero te gustará que a la hora de comprarlo te ahorres unos importantes euros frente a un Seat León o un VW Golf, que también están a las puertas de su 'jubilación'. Por lo tanto, no te quedes con lo menos bueno.
En marcha, el Scala te va a sorprender, pues su comportamiento dinámico es sensacional. Pisa con gran aplomo, ayudado en este caso por unas gomas 205/45 R18 que se nos antojan excesivas para la ocasión; y nuestra unidad de prueba equipaba las suspensiones activas, que tienen ajuste Normal y Sport -se controlan desde un selector de modos con cuatro programas-, y varían su tarado de forma notable para minimizar el balanceo de su carrocería.
La dirección es precisa -también cuenta con varios modos- y sus frenos cumplen con nota. Todo a la altura de un motor que le pone ganas desde poco más de 1.500 rpm y que mueve con facilidad sus 1.324 kilos, pero al que lastran las mencionadas gomas a la hora de recuperar, penalizado también por unos largos desarrollos finales de cambio, más pensados en mimar el consumo.
Me ha gustado la gran cantidad de asistentes a la conducción y los sistemas de seguridad, como el sensor de ángulo muerto, que nos avisa con unos LED en el canto del retrovisor y no en el cristal, que es la opción más popular y también más asequible. Esta solución es más visual, y denota que Skoda le ha puesto ganas a su Scala, que tiene un tiempo precioso para triunfar antes de que lleguen los nuevos León y Golf.
Para bordarlo, algún detalle en equipamiento no estaría mal. Pero si tenemos en cuenta un descuento -incluye financiación- que lo deja en 20.700 euros… ¿Qué más quieres?
LA CLAVE
El Scala llega con fuerza, y sin miedo frente a compactos consolidados que ahora deberán ponerse 'en alerta'. Amplio, agradable, cómodo… Y con este motor, un verdadero 'mechero' para llegar al fin del mundo. Pagaría los 1.700 por el DSG7 y algo más por algún elemento de confort. Y ojo a la diferencia con el TSI.