La última actualización le ha sentado de miedo al Renault Kadjar, uno de los numerosos representantes del exitoso segmento SUV compacto. Y no sólo porque haya refrescado su imagen exterior, matizado el interior o presuma de un equipamiento más completo; también porque resulta más confortable y sus motores son mucho más agradables y eficientes que antes.
Comencemos por esto último. Con la gasolina incrementado cuota de mercado a pasos agigantados, la llegada del nuevo bloque 1.3 TCe de 140 caballos da un salto cualitativo respecto al anterior TCe de 130, de 1,2 litros de cilindrada. Desarrollado en colaboración con Daimler, este moderno propulsor obra el milagro, porque incrementa claramente las prestaciones a la vez que reduce el consumo y las emisiones contaminantes, entre otras cosas porque incorpora un filtro de partículas GPF.
Se combina con una caja manual de seis relaciones o, como en el caso de la unidad probada en estas páginas, a una transmisión automática con doble embrague de siete marchas, nuestra elección porque facilita mucho la calidad de vida en el día a día. Y si queremos ser protagonistas siempre podremos accionar el modo secuencial, cambiando sobre la palanca porque no se contemplan levas en el volante, como tampoco existe un programa deportivo.
Sí contamos con una función ECO que, al activarla, cuidará algo más nuestro bolsillo, junto al sistema Stop & Start y a un pequeño asistente de recuperación de energía en la frenada.
No es el caso si apuramos al máximo las marchas, ya que el propulsor subirá hasta 6.000 rpm, momento en el que saltará a una relación superior. No obstante, tampoco habrá que apurar tanto, porque a sólo 4.500 vueltas ya lo da todo.
Eso por arriba, porque en la parte baja también resulta resolutivo. Su abanico de acción óptimo comienza ya en torno a las 1.500 vueltas, un radio de trabajo que se asemeja al de un diésel. En cualquier caso, cualquier atisbo de recuperación se transforma en una clara aceleración por el efecto 'kick-down'.
Con 4,45 metros de longitud y una tonelada y media de peso con lo 'puesto', las prestaciones de esta versión son realmente brillantes. Por ejemplo, afrontar una maniobra de adelantamiento y pasar de 70 a 110 km/h se traduce en 5,9 segundos y 153 metros, unos números significativos.
En marcha
El Kadjar es uno de los modelos de su segmento que mejor consigue eso que se denomina compromiso entre confort y dinámica. Pocos 'peros' se le pueden achacar en el primer aspecto, favorecido por unos tarados de suspensión amables que ahora cuentan con el apoyo de unos asientos más mullidos.
Ideal para viajar, cuando aparecen las curvas tampoco hay demasiado problema; pero si queremos incrementar el ritmo, la electrónica, muy intrusiva, actuará de inmediato. La dirección no ayuda tampoco porque es demasiado suave y poco directa, aunque lo más llamativo han sido las distancias de frenado registradas, más pobres cuanto más incrementamos la velocidad. No es normal firmar 62 metros para detenernos por completo desde 120 km/h; y no lo haría en condiciones normales, pero tiene 'excusa'.
La razón es que nuestra unidad lleva asociado el sistema opcional Extended Grip -cuesta 162 euros-, que recurre a unos neumáticos de uso mixto M+S, muy eficaces cuando la adherencia es escasa pero más limitados sobre asfalto perfecto y buena temperatura -15 grados teníamos a la hora de la prueba- que unos similares 'de verano'.
A cambio, este asistente electrónico controla de manera inteligente el control de tracción para superar situaciones en las que aparece nieve, tierra, barro… El sistema antipatinaje se regula por medio de un mando situado en la consola central que nos permite elegir entre tres modos: Normal, un programa de baja adherencia o blando y otro denominado Experto, que anula la electrónica para que sea el conductor el que tome el control absoluto.
Es un sistema económico y más efectivo de lo que pueda parecer. Lógicamente no es un sustitutivo a la eficacia de la tracción total que, además, sólo está disponible con el motor diésel más potente, de 150 caballos.
El Extended Grip nos sacará de apuros puntuales sobre terrenos en los que la motricidad es un problema. En pistas de tierra también es efectivo, aunque su funcionamiento se limita hasta los 40 km/h. En ese momento pasa automáticamente al modo Normal o estándar. Por lo tanto, si la pista es rápida, la electrónica entrará de inmediato y no nos dejará correr libremente.
El habitáculo ha sido mejorado
Ahora se remata con algo más de mimo por el detalle y se ha incrementado el equipamiento. Delante las butacas son amplias y cómodas, gozan de múltiples regulaciones -hasta la longitud de la banqueta- y pueden estar calefactadas y posicionarse eléctricamente, eso sí, pasando por caja.
Detrás ofrece un espacio considerable y sólo la plaza central sufre una merma debido a las salidas de aire centrales. El maletero, por su parte, cubica 472 litros y el piso está compartimentado en dos zonas para organizar la carga. Debajo podemos instalar una rueda de repuesto temporal -103 euros-, que siempre da más tranquilidad que el kit si somos asiduos a las pistas. Si abatimos el respaldo la superficie queda plana y el volumen se incrementa hasta los 1.478 litros.
En su dotación de serie nuestro protagonista contempla faros Full Led, cámara trasera, pantalla táctil de 7 pulgadas con R-Link, climatizador bizona, tarjeta manos libres, control del ángulo muerto, alerta por cambio de carril… Ya en opción disfrutamos del techo panorámico y del Pack Safety, que incluye frenada de emergencia asistida y un asistente de aparcamiento manos libres.
LA CLAVE
El éxito de este tipo de vehículos radica en su poderosa imagen y en su habitabilidad. El Kadjar cumple con esos requisitos y añade un gran compromiso entre confort y dinamismo. El nuevo propulsor TCe 140 CV con cambio EDC resulta agradable y nos facilita las cosas en el día a día. El asistente Extended Grip es recurrente sobre superficies de baja adherencia, pero los neumáticos M+S alargan mucho las frenadas…