Cuando Renault lanzó el nuevo Talisman la firma francesa aseguró que significaba un punto de inflexión en comparación con el Laguna al que sustituía, de cara a revitalizar su presencia en un segmento D que ha ido perdiendo fuerza en los últimos años ante el empuje de los SUV y los vehículos monovolumen.
Más aún si, como en nuestro caso, apostamos por la versión más potente de la gama, y 'escoltada' con toda la tecnología que puede portar. Se trata de la variante de gasolina TCe con 200 CV, con cambio de doble embrague EDC y dirección -que no tracción- a las cuatro ruedas.
Vamos por partes. Quizás alguien no asimile bien que un vehículo de 4,85 metros y que sin pestañear acaricia los 1.500 kilos monte un 'simple' motor de 1,6 litros de cilindrada… hasta que se prueba. La acción del turbo le brinda vitaminas en un amplio radio de acción y está perfectamente gestionado por la caja EDC de siete relaciones. Sólo en maniobras a coche parado, y sobre todo al aparcar en pendiente, se muestra algo más brusco de lo que nos gustaría.
Su rendimiento general es bueno, muy progresivo, y por lo tanto nadie debe esperar una especie de 'patada' cuando aceleramos sin miramientos. Corre, sí, pero su guerra consiste en rodar rápido de manera confortable. Por cierto, al ralentí cuesta detectar los decibelios.
En Alemania podríamos rodar hasta los 237 km/h sin miedo a los radares, y por 'aquí' aceleramos de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos, en el modo Sport, de los cinco que nos brinda el asistente Multi-Sense, que actúa sobre el motor, el cambio, la amortiguación y la dirección.
Tecnología 4Control
Esta última merece un capítulo aparte. Algunos rivales del Talisman contemplan tracción total, pero no el sistema de dirección a las cuatro ruedas 4Control. Su desarrollo es complejo, pero resulta fácil de explicar. Hasta los 50 km/h -en modo Confort- las ruedas traseras giran en sentido contrario a las delanteras; así, el vehículo resulta más ágil y maniobrable en ciudad. Por contra, desde 50 km/h giran en el mismo sentido para incrementar la estabilidad. Lo cierto es que resulta una delicia afrontar curvas porque no se aparta de la trayectoria y podemos ir más rápido de lo 'normal'. Es como si de pronto fuéramos mejores al volante, aunque echamos de menos unas levas en el volante. Además, esta opción -1.143 euros- se asocia a la suspensión pilotada, que se adapta al tipo de conducción. Y para colmo, frena de lujo: 50,4 metros para detenernos desde 120 km/h.
Si a todo esto añadimos un habitáculo amplio, un maletero que es una cueva y un equipamiento de serie muy completo con el acabado Zen que nos ocupa, no hay duda de que el Talisman es una opción muy a tener en cuenta, aunque los plásticos del salpicadero se 'vean' demasiado…
La clave
Si hacemos muchos kilómetros quizás sea más acertado el diésel de 160 CV, no tan refinado como nuestro protagonista. Gracias al sistema 4Control se mueve bien en cualquier sitio y a cualquier velocidad, es amplio y cómodo, y no le falta detalle a nivel de dotación. Un vehículo redondo en un segmento muy competido.