Está a punto de llegar al mercado el BMW i3, un eléctrico del segmento 'premium' que va a hacer mucho ruido y, a la vez, despertará muchos deseos en clientes indecisos que quizás nunca se habrían planteado la compra de un vehículo de estas características. Pero si no tienes 35.500 euros -sin ayudas y sin PIVE- que es lo que costará el i3 y quieres tener el eléctrico más exclusivo y sofisticado de una marca generalista, Renault está dispuesta a venderte un Zoe por 21.250 euros -13.650 euros una vez aplicada la ayuda del gobierno y el PIVE-, y lo cierto es que, hasta que probemos el modelo alemán, el último eléctrico de Renault nos ha convencido bastante.
Es cierto que, ya de partida, Renault pone una condición que cuesta un poco digerir. Y es que al margen del precio del coche, la marca francesa, como hace con todos sus eléctricos, alquila las baterías, que en este caso supondrían un coste adicional de 79 euros al mes -para un alquiler de tres años realizando 12.500 kilómetros al año-. Sin embargo, Renault justifica esta imposición con buenos y convincentes argumentos, como que el alquiler lleve aparejado un seguro que garantiza que la batería esté en perfecto estado de funcionamiento y con una capacidad de carga suficiente mientras dure el alquiler, garantizar un precio de compra -sin batería- similar al de un vehículo de combustión tradicional, o un asesoramiento personalizado sobre el tipo de alquiler que se ajuste mejor al tipo de utilización.
Ausencia de ruidos y facilidad de conducción
Al margen de esta estrategia comercial más o menos acertada, el Zoe es un eléctrico muy conseguido tanto a nivel técnico como en lo referente a utilización. Técnicamente hablando, el Renault más vanguardista ofrece el equivalente a 88 caballos, un nivel de potencia adecuado para conseguir ese equilibrio tan perseguido entre prestaciones y autonomía. Y en cuanto a su utilización, el Zoe es uno de los eléctricos más agradables de usar, no sólo por la ausencia de ruidos de motor y rodadura, o la suavidad general, sino también por la amplitud, por la manera de plantarse sobre el asfalto y por la facilidad de conducción.
Uno de los obstáculos con los que se encuentra el Zoe es el peso, ya que sólo las baterías se van en la báscula a los 290 kilogramos. Al final, sin embargo, el inconveniente se queda en nada porque este eléctrico se mueve con una soltura sorprendente, incluso si se lleva activada la función ECO, que limita la aceleración y reduce el trabajo de la climatización para aumentar la duración de la carga. Respecto a la batería, hay que decir que no necesita mantenimiento y conservará entre un 80 y un 100 por cien de su capacidad durante un tiempo promedio de seis años.
Dos o tres recargas por semana
Además, se podrá recargar en periodos cortos sin que se altere su capacidad. Pero aquí encontramos otro de los puntos oscuros de este apetecible modelo. Y es que Renault obliga a montar un punto de recarga en el garaje de casa, una 'wallbox' que tendrá un precio total, instalación incluida, de unos 1.500 euros; y que será la única forma de cargar el coche en casa, ya que carece de un cable con un enchufe tradicional de dos patillas. Renault dice que en el 90 por ciento de los casos los clientes del Zoe recargarán su vehículo en casa por este medio.
Y que los experimentos llevados a cabo en nueve países del mundo han demostrado que, una vez familiarizado con la autonomía del vehículo, los clientes sólo lo recargan un promedio de dos o tres veces por semana. En caso de necesidad, el Zoe se puede cargar en un borne de recarga público, pero habrá quien necesite cargar la batería en el domicilio de un familiar o en su oficina, y no podrá hacerlo si esos lugares no cuentan con 'wallbox'.
La red y los foros dedicados al asunto son un hervidero, si bien la única verdad es que Renault ya está desarrollando un cable de uso ocasional específico para el Zoe que se podrá conectar en cualquier enchufe doméstico, aunque en vez del tiempo más largo previsto con la 'wallbox', cifrado entre 6 y 9 horas -el 80 por ciento en una hora a 22 Kw, y el 80 por ciento en 30 minutos a 43 Kw-, éste aumentará hasta un margen de entre 12 y 14 horas.
Entre 120 y 130 kilómetros de autonomía
Independientemente de todo esto hay que decir que el Zoe es uno de los eléctricos con mayor autonomía que hemos probado. La marca ha homologado 210 kilómetros, aunque reconoce que se pueden hacer entre 100 y 150 kilómetros reales según el modo de conducción y las condiciones meteorológicas. El sistema Range OptimiZEr, que incluye un frenado recuperativo de nueva generación, una bomba de calor y unos neumáticos específicos, permite aumentar la autonomía para rozar incluso los 200 kilómetros, aunque hay que reconocer que esta heroicidad no es habitual, y sí quedarse entre 120 y 130 kilómetros, suficientes por otra parte para dos o tres días de uso en una gran ciudad y sus alrededores.
Un interior más generoso de lo que aparenta su tamaño exterior, un maletero grande y aprovechable -salvo por un respaldo de una sola pieza pero abatible-, un equipamiento muy completo desde la versión básica y una estabilidad impecable -aunque con un corto recorrido de suspensión que lo vuelve algo seco en determinados tipos de asfalto- convierten al Zoe en un eléctrico muy recomendable si se reflexiona sobre sus ventajas e inconvenientes; y, sobre todo, si se tiene claro qué es lo que uno necesita, siempre y cuando uno se lo plantee como segundo o tercer coche de la casa.