En lo que a ventas se refiere, el Seat Ibiza se muestra intratable dentro de su segmento, que lidera con mano de hierro desde hace 13 años. Y ahora también se convierte en el primer modelo de la marca española en incorporar el sistema ACT, de Gestión Activa de Cilindros.
ACT en Seat y Volkswagen, Cylinder on Demand en Audi
Primer punto: ¿qué es eso? Se trata de una sofisticada tecnología que permite desconectar automáticamente dos de los cuatro cilindros si las condiciones de la marcha lo permiten, con el consiguiente ahorro de combustible. Está asociado al propulsor de gasolina 1.4 TSI de 140 caballos de potencia, y habrá que ser adivino para saber cuándo entra en acción debido a su extraordinaria suavidad de funcionamiento. La teoría dice que se activa en un rango de acción que va desde las 1.500 hasta las 4.000 rpm, y siempre que los valores de par demandados mediante el acelerador se encuentren entre 2,5 y 10,2 mkg, cuando el máximo es de 25,5 mkg.
En la práctica, esta nueva versión ACT del Ibiza ST desconecta los dos cilindros centrales -dejan de abrirse sus válvulas- siempre que seamos cuidadosos con el pedal del 'gas' y el sistema no detecte que circulamos por tramos de montaña o en rotondas, por ejemplo, para evitar imprevistos. No obstante, la conexión o desconexión se realiza en apenas 13 milésimas de segundo.
A diferencia de lo que sucede en otros modelos del grupo Volkswagen, como el Polo, en este caso no se refleja en el cuadro de mandos si rodamos con dos o con cuatro cilindros. Nos dicen en Seat que es para evitarle ansiedad al conductor… así que no entramos en más detalles. Lo cierto es que como el funcionamiento del ACT es prácticamente indetectable, tan sólo con el dato de consumo del ordenador de viaje obtendremos alguna 'pista', ya que la cifra se reduce considerablemente cuando vamos en dos cilindros, situación en la que puede ahorrar hasta un litro de gasolina de media.
De momento sólo en el 1.4 TSI de 140 CV
Este propulsor 1.4 TSI ACT , usado también en los Audi A1 y A3, mueve con una gran soltura a nuestro protagonista, el Ibiza ST, una variante que sin renunciar a una dinámica ciertamente ágil ofrece más versatilidad al aumentar la capacidad del maletero hasta los 430 litros. También se incrementa el peso hasta los 1.222 kilos, 55 más que el Ibiza de cinco puertas.
Lo primero que nos llama la atención es su refinamiento en marcha. Al ralentí, y antes de que actúe la función de ahorro 'Start/Stop', apenas llegan vibraciones y decibelios hasta el habitáculo. Comenzamos a circular, y ante cualquier insinuación de presión sobre el acelerador la respuesta es inmediata. Su capacidad de trabajo a bajo régimen es sobresaliente, y ya desde 1.500 rpm nos ofrece el valor máximo de par, unas cifras más propias de un diésel que de un motor de gasolina, pero con la ventaja de que, puestos a estirar por arriba, podemos llegar sin problemas hasta las 6.000 vueltas. Por lo tanto, contamos con un abanico de acción mucho más amplio y podremos 'disfrutar' más.
El cambio es manual de seis relaciones, preciso en su tacto y equilibrado en sus desarrollos, con las últimas dos relaciones bastante largas para calmar la sed. De hecho, si vamos en sexta por carretera a 90 km/h el régimen de giro se sitúa en unas cómodas 2.000 vueltas, y desde apenas 70 km/h, llaneando, entraría ya en acción la desconexión automática de cilindros; aunque el ACT también se activa con cualquier otra relación de cambio.
Su gran capacidad de recuperación convence, como también sus números cuando el conductor quiere más 'chicha'. Por ejemplo, deseamos adelantar y pasar de 70 a 100 km/h; insertamos la cuarta velocidad y en tan sólo 4,5 segundos completamos la maniobra, recorriendo únicamente 108 metros. No esta nada mal…
Sólo disponible con acabado FR
No hay sorpresas en cuanto a la dinámica, siempre una garantía en el Ibiza. Y más si, como en nuestro caso, esta versión ACT de 140 CV -la más potente con la carrocería ST- se asocia exclusivamente al acabado FR, que implica una suspensión con un tarado más consistente y el diferencial electrónico XDS, que cumple la función de un autoblocante para el eje delantero, facilitando la tracción a la salida de los giros cerrados. Con menos balanceos de la carrocería, una dirección precisa y una mejor respuesta en curva, nuestro protagonista nos brinda la posibilidad de disfrutar de verdad al volante.
Y toca examinar el interior y los argumentos prácticos que nos brinda una silueta familiar que la mayor parte de sus rivales no contempla. No tenemos ventajas extra en la parte delantera con respecto al Ibiza de cinco puertas o al SC de tres, con los que comparte acabados y ergonomía. Esta versión incorpora unas butacas deportivas con acabado en Alcántara, eficientes en sujeción lateral y más aparentes para la vista. Detrás no es una referencia en cuanto a espacio para las piernas se refiere, pero se sitúa en la media de lo que ofrece el segmento, con una plaza central que resulta más confortable de lo que se ofrece por ahí. Y el conjunto se remata con un maletero que cubica 430 litros con las cinco plazas en uso, y cuyo volumen puede aumentar hasta los 1.164 si abatimos por completo el respaldo trasero. Por cierto, para que quede una superficie plana hay que abatir también las banquetas.
Por último, el equipamiento de serie de este modelo, con el acabado FR, contempla un asistente de arranque en rampa, testigo de presión de los neumáticos, radio-CD con MP3 y mandos en el volante, control de velocidad de crucero, climatizador automático, ordenador de viaje, llantas de aleación de 16 pulgadas, barras en el techo cromadas, cuatro elevalunas y retrovisores con reglajes eléctricos… O sea, bastante completito si tenemos en cuenta que su precio es de 21.020 euros, a los que podemos descontar hasta 5.000 euros y dejarlo en una tarifa muy ajustada.