Atrás quedó esa etapa en la que el Yeti, como SUV multiusos, y el Scout, como familiar todocamino con dotes 'off road', componían la gama aventurera de Skoda, pues la oferta se ha multiplicado; y si en 2017 llegaba el Kodiaq, su primer SUV grande, ahora es el turno del Karoq, más compacto y encuadrado en un segmento que triunfa entre las familias españolas, con Tucson, Kadjar, 3008, Sportage, Kuga o Qashqai como rivales. Ahí es nada. Y también el Ateca, con el que comparte fábrica -ambos salen de la planta de Kvasiny, en Chequia-, así como la plataforma MQB del consorcio Volkswagen y unas cuantas cosas más. ¿Productos gemelos? Sería lógico pensarlo, pero Ateca y Karoq marcan distancias, empezando por la imagen y terminando por su carácter: más dinámico el Seat, más familiar el Skoda.
Sin ser uno de los más grandes de la categoría -mide 4,38 metros-, el Karoq se permite dar lecciones en materia de espacio y practicidad. Es el caso del maletero, ejemplar y que se adaptará a los largos viajes con sus 521 litros, convertibles en 1.630 si tumbamos el respaldo posterior, abatible por partes asimétricas. Además, su plano de carga queda a sólo 67 centímetros del asfalto, acoge una rueda de repuesto de emergencia bajo el suelo -y en opción, la de tamaño normal- y el portón se abre y cierra eléctricamente. Y aún hay más, porque Skoda ofrece como opción la segunda fila VarioFlex, con apabullantes ventajas en términos de versatilidad: se compone de tres butacas independientes -eso permite abatir el respaldo en secciones 40:20:40-, puede avanzarse por partes hasta 15 centímetros y cada uno de sus tres elementos se pliega, se abate contra el respaldo delantero o, incluso, se desmonta. Y en ese caso, el volumen de carga alcanza los 1.810 litros. Con el VarioFlex, no obstante, la capacidad normal del maletero se reduce algo: a 479 litros con cinco plazas en uso -588 si adelantamos la segunda fila- y a 1.605 abatiendo los respaldos. Por 320 euros, una buena idea. Y ahora, además, sale mas barato gracias al pack de lanzamiento Style, que por esos mismos 320 euros dota al Karoq del citado VarioFlex, más la lámpara LED extraíble del maletero, elementos de fijación de carga, tapicería de tela y cuero o reposabrazos central delantero Jumbo Box, que apareja, detrás, enchufe de 230V y dos tomas USB.
Con buen criterio, Skoda da a elegir entre los niveles Ambition y Style, y si el primero ya está bien dotado, el segundo, 2.900 euros más caro, compensará a los más exigentes añadiendo llantas de 18 pulgadas, faros Full-LED de haz variable AFS, faros antiniebla con luz de curva, navegador Amundsen, portón eléctrico con apertura 'por pie', asientos delanteros con ajuste lumbar, display de información MaxiDot a color, sistema Kessy de entrada y arranque sin llave, sensores de parking delante y detrás, selector de modos de conducción, programa de uso Off Road y mucho más.
Y la lista de opciones, enorme y con precios razonables, permite configurar el coche según gustos y necesidades. Aunque, matizado eso, también nos habría gustado que alguno de los muchos asistentes de seguridad disponibles como extra fueran de serie.
No abandonamos el habitáculo
Nos ha convencido por calidad, aspecto y ergonomía, en línea con el Kodiaq, del que ya dijimos que nos parecía mejor hecho, incluso, que el Superb. Le hemos dado un 4 sobre 5 en ese apartado, pero realmente merecería cuatro estrellas y media, pues contamos los SUV de este tamaño con mejor terminación que el Karoq y nos sobran dedos de la mano: mucho material mullido, ensamblaje perfecto, ausencia de ruiditos… Y se mima hasta lo que no se ve, como las conexiones eléctricas para la calefacción de banquetas en los asientos extraíbles VarioFlex, resueltas con precisión.
A eso debemos añadir una amplitud notable, con generosa altura delante y detrás, 132,5 centímetros de anchura en la segunda fila -si viaja un quinto ocupante, la principal molestia vendrá del túnel central- y 72 centímetros de hueco para las piernas en la zona posterior con un conductor de 1,75 al volante. Ojo con pedir las mesitas plegables tipo 'avión' -170 euros-, pues dejan esa cota en 69 centímetros… o en 54 si avanzásemos a tope el asiento VarioFlex.
Nos ponemos en marcha
Unas cosas con otras, ya hemos visto que 'a coche parado' el Karoq se sitúa un escaloncito por encima del Ateca: refinamiento, practicidad… Pero ahora llega el momento de ponerse en marcha, y en esto el SUV de Seat es un hueso duro de roer. ¿Estará el modelo de Skoda a su nivel?
Pues depende de lo que busquemos, pues en la marca española optaron por una puesta a punto digna de Seat Sport -el Ateca va mejor que la mayoría de modelos SUV, pero también mejor que muchos 'no SUV'-, mientras que la casa checa carga las tintas en el confort. De hecho, pisan la carretera de modo distinto, y si el Seat es vivo y dinámico, el Skoda es más convencional, con buen compromiso entre estabilidad y comodidad, pero generando reacciones y apoyos menos firmes o precisos cuando 'alegramos' el ritmo.
Con todo, es un comportamiento perfectamente adaptado al usuario medio de este tipo de modelos: paso por curva estable, buena frenada -55,3 metros para detenerse desde 120 km/h es un valor correcto-, dirección de buen tacto y con menos de 2,8 vueltas… Además, podemos elegir el modo de conducción que más nos guste –Normal, Eco, Sport, Snow o Individual, éste ajustable 'a la carta'-, de forma que la puesta a punto también depende de nosotros.
Y sobre nieve o barro, bien, porque el Karoq 4×4 va desviando par hacia las ruedas traseras a medida que las delanteras pierden agarre. Pero conviene no abusar de terrenos abruptos o caminos de roderas profundas, pues ni la cota al suelo es enorme -18,3 centímetros- ni los ángulos de movilidad todoterreno baten records: 19,9 grados el de ataque y 27,8 el de salida.
En cuanto al motor, y a falta del 2.0 TDI de 190 caballos disponible en otros países, el 2.0 TDI 150 es el diésel más enérgico del Karoq, y puede que por eso esperásemos más. Suave y progresivo, tiene un gasto normal -anuncia 5 litros exactos pero le hemos medido 7,4 l/100 km reales, lastrado quizás por los 225/45 R19 opcionales de nuestra unidad-; aunque en aceleración se ha quedado lejos del dato oficial -ha tardado 10,7 segundos en el paso de 0 a 100 km/h- y a la hora de adelantar, maniobra en la que no es precisamente un rayo, mejor olvidarse de la sexta. De hecho, invertir 1.800 euros en el cambio automático DSG nos parece una posibilidad a tener muy en cuenta.
LA CLAVE
Sería injusto llamar al Karoq 'el Ateca de Skoda', pues a pesar de compartir elementos esenciales con el SUV de Seat ambos tienen caracteres distintos. Y si el español apuesta por un tacto más deportivo, el checo va algo más allá en refinamiento, confort y funcionalidad; aunque por prestaciones o consumo brilla menos.