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Volvo XC60 D5 AWD Inscription. Si el anterior triunfó, el nuevo…

El segundo Volvo XC60 está aquí, y dispuesto a seguir siendo 'best seller' entre los SUV premium de su talla. Del anterior modelo respeta el nombre, y diríamos que también la forma, pero casi todo es nuevo, empezando por la plataforma, que le vincula a los Volvo grandes: XC90, S90 y V90. Respecto a ellos añade funciones de seguridad futuristas, antesala de la conducción autónoma: por ejemplo, el City Safety ya no solo aplica los frenos para evitar una colisión (con vehículos, peatones o animales), sino que entre 50 y 100 km/h también usa la dirección asistida para evitar el obstáculo; aparece, asimismo, un sistema que reduce el riesgo de chocar con vehículos del carril contrario (entre 60 y 140 km/h, si salimos de nuestro carril y entramos en el opuesto advierte al conductor de que se aproxima un vehículo y ayuda mediante la dirección a guiarlo al carril correcto); y, por último, el BLIS (alerta de riesgos en los puntos ciegos) se actualiza y ahora ayuda a colocar el vehículo de nuevo en el carril por el que circulábamos si la maniobra iniciada es peligrosa. Fascinante. Y hay que reconocer que la dotación de serie ya incluye muchos sistemas avanzados, aunque para tener lo último de lo último habrá que pagar (incluso en el nivel Inscription probado) los 1.723 euros del Pack Intellisafe Pro, que aglutina (ahorrándonos dinero) el Intellisafe Assist y el Intellisafe Surround.

Si pensamos en otras cinco o seis opciones casi inevitables (navegador, levas de cambio, portón eléctrico, rueda de repuesto, servicio Volvo On Call, cámara trasera…) el precio, ya alto, se dispara aún más; aunque siempre está la opción de elegir el acabado Momentum (4.242 euros más asequible), si bien el equipo de serie que 'perdemos' suma una cantidad superior a esa cifra.

Tocamos ese tema porque el XC60 llega con precios altos, aunque creemos que el conjunto, tanto por calidad como por agrado, tecnología y rendimiento, lo vale.

Sensacional en calidad, amplitud, tecnología…

Al principio decíamos que se respeta la forma del anterior XC60, pero la modernización general de líneas permite diferenciarlos con facilidad. Eso por fuera, ya que en el interior la evolución es aún más clara, destacando la pantalla central de 9 pulgadas en vertical (sobre este formato hay opiniones dispares, y en todo caso exige un periodo de adaptación) o la instrumentación digital, configurable según el modo de conducción elegido: Eco, Comfort, Off Road, Dynamic e Individual. Todo está mano y la ergonomía (posición y reglajes de asientos y volante, visibilidad, tacto de mandos, múltiples salidas de aireación…) está tan cuidada como en otros Volvo. Además, la calidad general es muy buena, especialmente en este Inscription, que suma tapicería de piel, inserciones de madera con un aspecto muy natural o diversos detalles refinados: alfombrillas, iluminación extra, asiento del conductor eléctrico… Pero para hablar de perfección, el cableado de las bombonas de la suspensión neumática (opcional) debería estar más camuflado y el navegador tendría que tener un funcionamiento mejor, pues el mapa va 'a saltitos' y el sistema es proclive a las 'pausas'.

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De amplitud, aunque las cotas no sean de récord, el XC60 está bien, pues cinco adultos se acomodan sin problemas, ya que en la segunda fila hay 137,5 centímetros de anchura, 94 de altura y, con un conductor de 1,75 al volante, 71 centímetros para las piernas. Su rival más reciente aquí probado, el Audi Q5, presenta en esas zonas, respectivamente, 139, 93 y 71 centímetros.

Pero en el interior del Volvo hay que criticar alguna cosa, como que la consola central delantera sea tan alta (cuesta pasar de uno a otro lado si nos vemos obligados a hacerlo) o que no se ofrezca banqueta trasera corredera, pues permitiría aumentar un maletero, dotado de respaldo abatible 60:40, cuyos 505 litros resultan justos, ya que 50 de ellos corresponden al doble fondo (con el kit reparapinchazos de serie) y los pequeños compartimentos laterales.

Es decir, que en versatilidad hay campo para mejorar.

Ronda los 7,0 l/100 km

La alta calidad general percibida en un primer vistazo se complementa con un tacto de conducción que, si antes ya era bueno, en este nuevo XC60 es óptimo. Arrancamos el motor (en frío, el D5 de cuatro cilindros se oye con cierta claridad desde fuera, pero apenas desde dentro) y empezamos a circular. El cambio automático de 8 velocidades (no hay versiones manuales en la gama inicial) va engranando marchas con suavidad, y el modelo sueco avanza como la seda. Y aunque al Q5 2.0 TDI 190 le medimos en su momento valores de sonoridad ligeramente inferiores a cualquier ritmo, este XC60 D5 gana velocidad deprisa pero manteniendo un silencio de marcha estupendo: ni ruido del aire, ni mecánico, ni de rodadura… Se muestra como un rutero aplomado y cómodo, con respuesta suficiente (49,0 mkg desde 1.750 rpm) para solventar cualquier maniobra incluso a plena carga. Y eso, pese a que el nuevo SUV de Volvo no es ligero, pues roza las dos toneladas y se sitúa entre 140 y 180 kilos por encima de sus rivales. De ahí que las prestaciones sean muy buenas (recordemos que son 235 CV) pero no estratosféricas, pues le hemos medido 8,2 segundos (anuncia 7,2) para alcanzar 100 km/h. Y recupera con ganas: de 80 a 120 km/h en 5,7 segundos, por los 6,5 que cronometramos al Q5 2.0 TDI de sólo 190 CV. En cuanto al consumo, el peso también juega en contra, y desde los 5,8 l/100 km oficiales nos hemos ido a 8,1 reales. Practicando una conducción tranquila, rondar los 7 es factible (mejor olvidar valores más bajos), y caben 71 en el depósito, de modo que la autonomía en viajes es generosa.

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Viajes, por cierto, en los que disfrutaremos de las curvas más que en el anterior XC60, un SUV cómodo, agradable y seguro que echaba de menos, quizás, cierto dinamismo. Y es que la nueva generación ofrece mejor compromiso entre comportamiento y confort, aunque conviene puntualizar que todas las versiones conducidas hasta ahora (tanto la aquí probada como en la presentación) montaban suspensión neumática, que abre nuevas posibilidades fuera de carretera (hasta 249 milímetros de altura al suelo en modo Off Road) y genera una 'pisada' eficaz (nuestra unidad montaba los 255/45 R20 opcionales), especialmente en el modo Dynamic, que reduce el balanceo y endurece una dirección a la que quitaríamos media vuelta de volante entre topes. Los programas Eco o Comfort priorizan la comodidad (y los kilos parecen más presentes), pero en Dynamic podemos divertirnos de lo lindo, pues el chasis (los frenos responden bien y la tracción total reparte el par ágilmente según las necesidades) está a la altura de las necesidades.

LA CLAVE

Sólo nombrar a sus directos rivales (Audi Q5, BMW X3 y Mercedes GLC) basta para comprender la ardua tarea que tiene por delante el nuevo XC60. Pero los suecos de Volvo llevan décadas demostrando que no se arrugan ante los alemanes más 'premium', y aquí tenemos otro buen ejemplo. El XC60 sigue siendo referencia en capítulos como la seguridad, el confort o la ergonomía, pero ahora progresa en tacto de conducción y comportamiento. El precio, un poco alt o, y el maletero, algo justo, figuran entre sus puntos más débiles.