Resulta curiosa la amplia nómina de representantes en el segmento compacto con motores diésel de alto rendimiento. El Volkswagen Golf GTD, el Opel Astra Biturbo, el nuevo Ford Focus ST TDCi, el Peugeot 308 GT BlueHDi, el BMW 120d, el Seat León 2.0 TDI FR… todo ellos con potencias de 180 caballos en adelante.
En este contexto de propulsores diésel capaces de poner contra las cuerdas al más pintado de los GTI se sitúa nuestro protagonista, el V40 D4. Este modelo estrenó hace meses un nuevo motor de la familia Drive-E de dos litros y cuatro cilindros que eroga 190 CV de potencia y reduce el consumo drásticamente gracias a soluciones como la tecnología i-ART.
Cambio de ocho velocidades
Ésta recurre a un sensor de presión en cada inyector, en lugar de uno para todos, que es lo habitual en un sistema por raíl común. Si a esto unimos una presión de 2.500 bares y el empuje que proporciona la técnica twin-turbo, quizás resulte más fácil explicar su gran rendimiento.
Nuestra unidad se asocia a una caja de cambios automática con convertidor de par de ocho relaciones, impecable por su suavidad, pero no tan contundente en cuanto a su rapidez de funcionamiento como otras de su entorno.
Refinado siempre, su capacidad de recuperación es impresionante. También su progresividad, y si se apura podemos llegar a las 4.500 vueltas siempre con un empuje más que evidente.
Sus números de cara al cronómetro son extraordinarios, pero no baten récords, en parte por el mencionado cambio, aunque también hablamos de un vehículo pesado si lo comparamos con buena parte de sus rivales.
Magnífico en vías rápidas
Su bastidor aguanta perfectamente los 190 CV en trazados sinuosos, a pesar de su tendencia subviradora si se incrementa el ritmo. Si nuestras pretensiones son mayores lo mejor es pagar los 448 euros que cuesta en la carta de opciones el más sofisticado Chasis Sport.
Ahora bien, la mayor virtud de este modelo se plasma en su magnífica pisada en vías rápidas. En esas condiciones el confort de marcha le sitúa en el grupo de cabeza, sin duda. Está claro que con esta versión del V40 podremos ir rápido, pero el mérito reside en que los consumos nunca se disparan en la proporción de un GTI. Es más, se pueden firmar registros de poco más de 5,0 litros en carretera gracias a soluciones como la navegación a vela.
El resto permanece tal cual. El V40 es un vehículo 'casi' Premium, muy bien rematado, confortable delante, más justito detrás y en el maletero, y con una dotación en materia de seguridad muy alta.