El XC40 es pionero en la gama Volvo por varios motivos. Primero, por meter a la casa nórdica en el segmento de los SUV compactos, donde deberá vérselas con rivales Premium como Audi Q3, BMW X1 y X2, DS7 Crossback, Infiniti QX30, Jaguar E-Pace, Lexus NX, Mercedes GLA o Range Rover Evoque. Y en segundo lugar, por estrenar la plataforma CMA, creada en colaboración con la china Geely y que será utilizada en futuros modelos, como el siguiente V40. Y esta moderna arquitectura modular reporta beneficios como la posibilidad de ofrecer versiones electrificadas -la primera será un híbrido enchufable y después vendrá un XC40 cien por cien eléctrico- o la inclusión de los más avanzados asistentes de conducción, comunes -cuando no superiores- a los empleados en sus hermanos de plataforma SPA: XC90, S90, V90, XC60, nuevo V60…
Y es que el XC40 es 'tan Volvo' como el XC90 o el XC60, pero a escala reducida. En concreto, 4,43 metros de largo, lo que le sitúa en el segmento SUV de mayor demanda. Ahí hay tanta competencia -a los antes citados se unen generalistas más asequibles, y también tentadores, como Ford Kuga, Skoda Karoq o Volkswagen Tiguan- que convenía no errar el tiro; y en Volvo, a nuestro juicio, han hecho un magnífico trabajo.
Primer modelo de Volvo con carrocería bicolor
Lo de la estética va en gustos, pero al XC40 no se le puede negar una fuerte personalidad que le diferencia de sus oponentes. Es verlo pasar y ya sabes que es un Volvo, aunque con su propio carácter, especialmente si lo vemos de perfil. Además, es el primer modelo de la marca disponible con carrocería bicolor: el techo siempre es negro con el acabado R-Design aquí probado, y en el nivel Momentum -2.013 euros más barato- podemos escoger entre carrocería monocolor o, por 565 euros extra, con techo blanco.
La imagen es de auténtico SUV, pues es alto -1,65 metros- y corpulento, y presume de una distancia al suelo generosa: 21,1 centímetros. Sus formas angulosas se traducen en una aerodinámica discreta -Cx entre 0,34 y 0,37 según la versión-, pero también en un habitáculo bien aprovechado. Ninguna cota interior es de récord, pero el reparto de espacio brilla por su equidad: mucha altura al techo, 131 centímetros de anchura posterior que dan para dos adultos y un chaval -el túnel central es ancho pero no muy alto- y correcto hueco para las piernas en la segunda fila. Al respecto, con un conductor de 1,75 al volante quedarían 69 centímetros de espacio entre respaldos, que no es mucho; pero se va bien por la postura y porque hay mucho hueco para los pies bajo las butacas delanteras. Y aunque la banqueta trasera no llega hasta las puertas -en cada extremo hay sendos espacios para colocar cosas-, eso no merma el confort. Nos gustaría, eso sí, que la banqueta fuera corredera; aunque al nuevo SUV de Volvo no se le puede acusar de falta de funcionalidad, pues hay muchos espacios, y muy grandes, para colocar cosas.
Y sube la nota en ese capítulo por su razonable maletero de 460 litros, con formas regulares y suelo plano al abatir el respaldo 60:40. O un doble fondo más práctico de lo habitual gracias al suelo partido en tres secciones, y que al plegarse 'en Z' permite sujetar la carga. Además, en opción se ofrecen dos paquetes Versatility, uno por 452 euros y otro por 1.131 -en ambos aparece el portón eléctrico-, que optimizan la practicidad.
También nos ha convencido la calidad general, pues todo rezuma robustez, hay muy buenos materiales por todas partes, se cuidan los detalles -las bolsas de las cuatro puertas van forradas- y los mandos gozan de un estupendo tacto, como corresponde a un caro producto Premium. Aunque todo es susceptible de mejora, y nuestra unidad -prácticamente 'preserie'- tenía suelta la pieza de plástico que acoge el botón elevalunas en la puerta del copiloto. Un problemilla 'de juventud', sin duda.
Primeros kilómetros recorridos
Porque, además, esa impresión de solidez y calidad se extiende a los primeros kilómetros recorridos, pues el XC40 se manifiesta desde el principio como un vehículo aplomado y que filtra bien la carretera, lo que resulta todo un halago para el Chasis Sport incluido de serie en el acabado R-Design. Salvo la sonoridad algo elevada del motor diésel D4 -sobre todo en frío, y al acelerar con ganas desde baja velocidad-, nada desentona en un panorama refinado. El cambio automático Geartronic de ocho marchas trabaja con suavidad y suficiente celeridad, y saca buen provecho de los 190 CV y 40,8 mkg de este voluntarioso dos litros, que en proporción brilla más por agrado y respuesta a cualquier régimen que por prestaciones puras, en lo que influye negativamente el excesivo peso del conjunto: más de 1.800 kilos en orden de marcha. O, dicho de otra manera, el XC40 D4 corre, pero no tanto como muchos esperarán de un SUV compacto con casi 200 'jacos'. Así, anuncia 7,9 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h y le hemos medido 8,5. Y en pasar de 80 a 120 km/h emplea 6,5 segundos; valores notables en ambas maniobras pero similares a los de modelos SUV más grandes con mecánicas de esta potencia: al Audi Q5 2.0 TDI 190 S Tronic Quattro-Ultra le medimos 8,7 segundos en el '0-100' y 6,5 en el '80-120'. Agilidad más que suficiente, en cualquier caso, para afrontar viajes por carretera a plena carga, o para solucionar adelantamientos a grandes camiones con total garantía.
Ocurre algo parecido al hablar de consumo, pues no le ayudan el peso o una aerodinámica 'normalita', y de los 5,1 l/100 km oficiales nos hemos ido a 7,9 litros reales, que no es poco -7 exactos gastó el citado Q5, y al XC60 D5 AWD, con sus 235 CV, le medimos 8,1- pero tampoco un exceso. Sin duda, los 245/45 R20 opcionales que montaba nuestro coche jugaron en contra.
A cambio, tanta goma en contacto con el asfalto realzaba un comportamiento en carretera que con los 235/55 R18 de serie ya es estupendo, pues el XC40 D4 R-Design presume de estabilidad y mínimo balanceo, potente frenada -53,1 metros para detenernos desde 120 km/h- y una precisa dirección. Va de cine en autopista o en ciudad, y también se siente cómodo en vías de montaña, donde la tracción AWD -prioriza el envío de par al eje delantero y redistribuye fuerza al trasero más rápidamente que nunca- nos permite mantener ritmos vivos con seguridad, y sin temor a los firmes menos adherentes.
La clave
La palabra 'perfecto' se nos antoja excesiva, pues el XC40 no es barato, tiene ausencias en su equipo de serie que sólo se solucionan con caras opciones y pesa bastante, lo que influye en prestaciones y consumo. Pero sus virtudes son muchas más: calidad, seguridad, agrado, confort, funcionalidad… Todo un Volvo. Si te lo puedes permitir, adelante.