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Conducimos el Wey Coffee 01: híbrido enchufable de récord

El avance de las marcas chinas en el mercado europeo sigue dando pasos. Cada una con un estilo y con unas características, pero todas ellas tienen el mismo objetivo: triunfar en el mercado más exigente del mundo. No es Europa el lugar donde cuadren las cuentas de las compañías que lleguen a este mercado. Pero si es Europa el sitio donde se gana reputación. Y Great Wall Motors, fabricante nacido en 1984 y que ya ha vendido más de 11 millones de coches en su historia quiere ganarse reputación también aquí con el Wey Coffee 01 como primer paso.

Wey Coffee 01

Y a diferencia de otros fabricantes que utilizan argumentos menos exclusivos, GWM ha decidido pelear sin complejos con los fabricantes premium europeos: de tú a tú. Lo va a hacer con dos marcas que, cada una en su segmento y con su filosofía, persiguen lo mismo. Ora es una marca cien por cien eléctrica con un modelo compacto de corte ciudadano, el Funky Cat. Una marca y un estilo más popular. Y la otra marca que va a usar para su desembarco en Europa es Wey.

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El estilo interior del Wey Coffee 01, dominado por las pantallas

Si en el estilo exterior recuerda al DS, no es así dentro. Más funcional, menos recargado y con una enorme pantalla presidiendo todo el salpicadero y que se convierte en el cerebro del coche. Si recuerda a las marcas premium los acabados, las tapicerías -cuero con Alcántara en la versión Luxury que probamos o las inserciones en materiales nobles. Pero los acabados necesitan revisarse y los ajustes también. Nos hablan de preseries, pero que se caiga el marco del retrovisor interior cuando vas a regularlo no da mucha confianza… tienen trabajo por delante en los ajustes finos.

La pantalla, como decíamos es el centro de todo y eso hace poco intuitivo el uso. Las órdenes vocales están disponibles, pero la configuración en inglés -y que nos dicen que el software está en proceso de desarrollo- nos impide comprobar ese uso. Pero tener que navegar entre menús y pantallas para todo no nos parece la mejor opción. Por ejemplo, para seleccionar los modos de conducción podría existir una tecla que hiciera más fácil la selección.

No es la central la única pantalla, pues tiene otras dos; frente al conductor, como cuadro de instrumentos muestra los elementos esenciales para la conducción, como la activación de las ayudas para la conducción, la velocidad o las indicaciones simplificadas del sistema de navegación. En la consola central, delante de la palanca de cambios otra pequeña pantalla se encarga del manejo del sistema de climatización. Y finalmente en la gran pantalla central está el cerebro del coche, con todas las ayudas a la conducción, los servicios interactivos y multimedia, la personalización del habitáculo.

Mucha información la que se ofrece aquí y, como hemos dicho, un excesivo número de menús, submenús y pantallas para alcanzar lo que estamos buscando. Los responsables de Wey -que nos han convocado para el primer test del coche en Portugal- toman nota y nos aseguran que nuestras opiniones son muy importantes para adaptar el coche a los gustos europeos. Veremos.