Mucho han cambiado las cosas en los últimos años a la hora de fabricar vehículos. Antes, cada modelo presentaba su propio chasis y se modificaba la parte trasera para rematar los diferentes tipos de carrocería, manteniendo inalterable la distancia entre ejes. Era un proceso costoso porque cada tipo de vehículo necesitaba su propio 'molde'. Con el fin de abaratar los costes los fabricantes han apostado por las denominadas plataformas modulares. Nombres como MQB, EMP, TNGA o MFA ya nos resultan familiares, al ser la base desde la que nacen muchos de los modelos que se venden actualmente.
El principal motivo es puramente económico, ya que una misma plataforma puede emplearse para diversos modelos dentro de un mismo grupo automovilístico. Y para resolver tus dudas, comentarte que, efectivamente, la distancia entre ejes no tiene que ser la misma ya. En las plataformas compartidas hay una parte que no se puede modificar, que es la distancia entre el eje delantero y la mampara de separación delantera.
En ella van anclados todos los componentes mecánicos del subchasis delantero (motor, cambio…), que serán idénticos en un Volkswagen Golf o en un Tiguan Allspace, por ejemplo, variando el resto de cotas para adecuarse a sus diferentes características. Y otra ventaja es que modelos tan diferentes pueden compartir la misma línea de montaje, una producción flexible que resulta muy útil y más económica.