No creemos del todo que la dirección en las cuatro ruedas no se monte de una manera más popular sencillamente porque resulte cara. Es más, en muchos casos es más asequible que la tracción total. Por ponerte un ejemplo, en el Renault Talisman la opción de montar el chasis 4Control con cuatro ruedas directrices cuesta 909 euros, mientras que en el Koleos, que utiliza la misma plataforma, una variante 4WD tiene un sobrecoste de 2.500 euros respecto a otra idéntica con tracción delantera.
Dicho esto, son dos tipos de tecnologías que influyen claramente y de una manera directa sobre la dinámica de un vehículo, e incluso son perfectamente compatibles entre sí en muchos casos. Sería injusto decir que portar un eje trasero direccional es más eficaz que un sistema de tracción total. ¿En qué sentido?, preguntaríamos.
Creemos que un modelo 4WD resulta más eficaz y seguro simplemente por la motricidad. Si el asfalto es irregular, o la adherencia resulta escasa, está claro que nos quedaríamos a ojos cerrados con esta tecnología, mucho más eficiente en este sentido.
Por su parte, tener un vehículo con dirección en las cuatro ruedas nos permitirá afrontar curvas a mayor velocidad y sin tanto esfuerzo, de una manera más directa y ágil. Por lo tanto, bajo nuestro prisma, la tracción total se enfoca más hacia la seguridad y el eje trasero direccional hacia la agilidad, incluso en maniobras a baja velocidad, donde el diámetro de giro se reduce considerablemente: cerca de un metro.