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La obsesión de Opel por la aerodinámica cumple 90 años

Aunque hoy percibimos Opel como una marca “discreta”, esto no siempre fue así. La historia de la firma del blitz está marcada por numerosos hitos, y uno de ellos es, sin duda, su posición de vanguardia en materia aerodinámica, algo en lo que incluso hoy –con las limitaciones de las plataformas compartidas y hasta las piezas de estampación de carrocería comunes con otros modelos de Stellantis– sus ingenieros y diseñadores se esfuerzan en destacar.

Y es que quienes pertenecemos a la generación X recordaremos siempre el impacto que supuso la aparición del Opel Calibra, que en 1989 presumía de un extraordinario coeficiente de penetración aerodinámica de 0,26 en una época en la que los diseñadores no podían contar con recursos como las tapas activas para la refrigeración del radiador, los faros LED y sus flexibles formas o algo tan sencillo como las juntas enrasadas entre los diferentes paneles de la carrocería, por poner sólo unos pocos ejemplos.

La “historia aerodinámica” de Opel comienza en 1934

Pero aunque el Opel Calibra es, de alguna manera, el perfecto ejemplo de la eficiencia aerodinámica llevada a un vehículo popular de producción en serie, la obsesión de Opel por lograr la máxima eficiencia aerodinámica viene de mucho más atrás.

El Opel 1.3 Litros (Tipo 1397) tuvo una vida comercial corta pero intensa. En sus poco menos de dos años de producción (1934-1935), este modelo popular logró situarse entre los automóviles más vendidos del mercado alemán.

opel 1 3 liter 5 Motor16

Fue el primer vehículo de Opel en el que aplicó el estilo streamline, introducido paralelamente por los fabricantes norteamericanos; cabe recordar que, durante décadas y siempre con contadas excepciones –como los diseños de Bugatti–, eran Italia, EE. UU., Inglaterra y ocasionalmente Alemania quienes iban marcando modas en cuanto a diseño automotriz, mientras los fabricantes de los demás países se limitaban a interpretar esas tendencias añadiendo lo suyo. Sí, es cierto que en países como Francia se creaban diseños de marcada personalidad, y no es menos cierto que el streamline no existiría sin el art decó, pero en general las tendencias venían de donde venían.

Así que el Opel 1.3 Litros, lanzado de forma casi paralela al Chrysler Airflow –el primer streamliner norteamericano– marcó un antes y un después en la importancia de la aerodinámica en el diseño. A mayores, la berlina alemana introducía la suspensión Dubonnet –una especie de brazo tirado articulado sobre los extremos del eje rígido– y el sistema de frenado hidráulico, preparando el camino para el icónico Opel Olympia.

El Opel 1.3 Litros fue un auténtico superventas

Comercializado entre enero de 1934 y octubre de 1935, sumó 30.758 unidades vendidas que le convirtieron en uno de los líderes comerciales del mercado alemán, logrando una cuota del 15 % en su año de lanzamiento con una gama compuesta por versiones sedán de dos y cuatro puertas, a las que se sumaba un atractivo descapotable.

Buena parte de su éxito se debió, sin duda, a su revolucionario diseño streamline. Hoy en día cuesta asimilar la enorme ruptura que supuso una carrocería así con respecto a las carrocerías habituales en la época, que hasta bien entrados los años 30 del pasado siglo estaban todavía influidas por los diseños de los coches de caballos.

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Con el Opel 1.3 Litros, el art déco traspasaba las fronteras de la arquitectura para dibujar las líneas de los automóviles, introduciendo formas orgánicas, suaves y redondeadas en contraste con las formas poliédricas de los automóviles de la época, todo ello con el añadido de ofrecer –en el caso de este Opel 1.3 Litros– un maletero de dimensiones inauditas.

Más allá de su diseño streamline, el compacto Opel incorporaba, como hemos apuntado, el sistema de frenado hidráulico para accionar sus cuatro frenos de tambor, todo un avance para la época. También era destacable la suspensión delantera creada por el ingeniero, aviador y piloto André Dubonnet, un sistema independiente que contaba con muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos de doble efecto y barras estabilizadoras.

Por su parte, el motor era una moderna unidad de 4 cilindros y 1.288 cm3 desarrollado por General Motors en Estados Unidos, que ofrecía una potencia de 24 CV a 3.200 r.p.m. y permitía al vehículo alcanzar los 90 km/h.

Noventa años después de su lanzamiento, el Opel 1,3 Litros es quizás uno de esos modelos que no cuenta con el reconocimiento que merece. Y es que no hay que olvidar que, sin él, nunca habría existido el más reconocido Opel Olympia, lanzado como homenaje a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936; un modelo que refinaría notablemente su aerodinámica en 1937, manteniéndose en producción hasta 1953.