Audi comenzó con el desarrollo de un propulsor de seis cilindros en línea, el cual iba a estar instalado bajo el capó de sus nuevas berlinas de representación allá por la década de los años 70. Sin embargo, debido a las limitaciones de espacio y a las preocupaciones por el reparto de pesos, los ingenieros finalmente dieron un giro radical al desarrollo y se centraron en los propulsores de cinco cilindros en línea, que comienzan a instalarse en la segunda generación del Audi 100 allá por 1976.
El primero de ellos tenía 136 CV
Aquel propulsor conocido con el código EA 827 tenía una cilindrada de 2,1 litros y contaba con inyección de gasolina. Por aquellos entonces generaba una potencia de 136 CV y 185 Nm de par máximo. En abril de 1978 Audi lanza una variante de este motor más modesta, que contaba con 1,9 litros de cilindrada y un carburador, de forma que proporcionaba así 115 CV a 5.400 rpm y 154 Nm de par motor a 3.700 rpm.
En 1978 Audi apuesta por combinar sus motor de cinco cilindros con su tecnología diésel. Aparece así un dos litros atmosférico, también para el Audi 100. Esta mecánica proporcionaba apenas 70 CV de potencia y 123 Nm de par motor. No fue hasta el año 1984 cuando esta mecánica recibe un turbocompresor, de forma que su potencia se incrementa hasta los 87 CV y su par motor crece hasta los 172 Nm.
Vencedor en el Grupo B
La sobrealimentación también la llevó Audi a sus motores de gasolina en el año 1979, naciendo así el Audi 200 5T, una versión que tenía 170 CV y 265 Nm. Con el fin de seguir elevando la potencia, en 1980 le instalan un intercooler, de forma que esta mecánica proporcionaba 200 CV y 285 Nm. Semejante propulsor se instala en los deportivos Audi quattro, un modelo que se estrena en competición en el Grupo B y que ese mismo año vence el Campeonato del Mundo siendo pilotado por Hannu Mikkola. Un año después repite victoria con Stig Blomqvist. Ahora bien, esa versión de competición proporcionaba nada menos que 360 CV y 450 Nm.
Fue en septiembre de 1983, en el Salón de Frankfurt, cuando la firma de los cuatro aros sorprende a medio mundo con el radical Audi Sport quattro, que escondía un 2.1 de cinco cilindros, dotado de sobrealimentación que proporcionaba 306 CV y 350 Nm. De aquel deportivo sólo fabricaron 214 unidades, las necesarias para homologarlo para competición, el objetivo de Audi.
Un año después aparece un bloque con 2,3 litros de cilindrada, que es el primero en utilizar un catalizador y un control de encendido totalmente electrónico. Aquel motor proporcionaba 136 CV y 188 Nm.
Récord en Pikes Peak en 1987
Fue en el año 1987 cuando un Audi Sport quattro S1 permitió a Walter Röhrl vencer en el Pikes Peak con un tiempo de 10 minutos y 47,85 segundos. Aquella máquina proporcionaba nada menos que 600 CV de potencia.
En 1988 los motores de cinco cilindros de Audi estrenan una culata con cuatro válvulas por cilindro y un sistema de diagnóstico. El primero en usar toda esta tecnología es el Audi 200 20V quattro, cuyo motor 2.2 tenía 220 CV y 310 Nm.
Audi sigue cosechando éxitos en competición con semejantes motores de cinco cilindros. Claro ejemplo es el Audi 90 quattro que participa en 1989 en las series IMSA GTO en Estados Unidos. Aquella bestia contaba con el propulsor de cinco cilindros más poderoso del mundo, ya que proporcionaba 720 CV y 720 Nm.
Aparecen los primeros TDI
También en el año 1989 siguen evolucionando sus propulsores diésel. Aparece así la tecnología TDI cuando nace un 2.5 diésel, con turbo e inyección directa. Aquel motor tenía 120 CV y 265 Nm, y lo estrenó el Audi 100 TDI. En 1994 se vuelve a actualizar este bloque, llegando así a los 140 CV y 290 Nm.
Pero Audi seguía fiel a su deportividad y lo demostraba con el Audi S4 que aparece en 1991. Aquel 2.2 turbo de 20 válvulas proprcionaba 230 CV y 350 Nm, mientras que su máximo exponente aparece tres años después con los exclusivos Audi RS2 Avant, que empleaban ese mismo motor, pero con 315 CV y 410 Nm.
En el año 2009 Audi volvió a sus andadas con sus exitosos motores de cinco cilindros cuando lo trasladan bajo el capó delantero de sus Audi TT RS, que generaban 340 CV y 450 Nm. Ese mismo motor alcanza los 360 CV y los 465 Nm en los Audi TT RS Plus en el año 2012. El actual Audi RS3 Sportback también apuesta por esa misma mecánica 2.5 TFSI, pero ahora proporciona 367 CV, potencia que se eleva hasta los 400 CV en el último y poderoso Audi TT RS, que se acaba de poner ahora a la venta.
