Si alguien sabe de fibra de carbono es McLaren. Eso es indiscutible. Su experiencia haciendo chasis de fibra de carbono se remonta a más de 40 años. Probablemente si tuvieran que hacer un bastidor de aluminio no sabrían ni por dónde empezar (obviamente, es broma), pero tratándose de fibra de carbono, es difícil encontrar a alguien que sepa más que ellos.
Para el fabricante británico, los chasis monocasco de fibra de carbono representan la máxima innovación “del circuito a la carretera”, se han convertido en el estándar en la Fórmula 1 hasta el día de hoy y se emplean en todos los modelos de carretera de McLaren jamás fabricados, algo de lo que Porsche, Ferrari o Lamborghini no pueden presumir.
McLaren MP4/1 (1981): El inicio del idilio con la fibra de carbono
El McLaren MP4/1 revolucionó la Fórmula 1 al ser el primer coche de carreras en utilizar un chasis monocasco íntegramente fabricado en fibra de carbono. Su combinación de ligereza y rigidez supuso un gran salto tanto en seguridad como en prestaciones. Diseñado por John Barnard, fue el pistoletazo de salida para la adopción generalizada de la fibra de carbono en los deportes de motor, cambiando el diseño de los monoplazas de F1 para siempre.
Más allá de las prestaciones, la fibra de carbono demostró su supremacía en el Gran Premio de Italia de 1981. John Watson sufrió un escalofriante accidente a 225 km/h del cual salió ileso. A partir de entonces, no habría vuelta atrás en el uso de la fibra de carbono en competición, comenzando por la F1 y continuando por las demás disciplinas.
Justo es decir que el MP4/1 fue revolucionario y abrió un camino que todo el mundo seguiría, pero nunca fue el mejor coche de la parrilla, ni en 1981, ni en los dos años posteriores, periodo en el cual disputaría 43 carreras, cosechando seis victorias, cinco vueltas rápidas y ninguna pole position, con John Watson, Andrea de Cesaris y Niki Lauda a sus mandos.
El McLaren F1 lleva la fibra de carbono a la calle en 1992
Desde hace años, una cuna de fibra de carbono es la única estructura posible si deseas hacer un superdeportivo. Puedes recurrir a bastidores tubulares de acero o cunas de aluminio para crear un modelo de altas prestaciones, pero la única solución para un verdadero purasangre es la fibra de carbono.
Pero en 1993 la receta habitual no era esa. Antes del McLaren F1, tan sólo el exótico monegasco Mega Monte Carlo (1990), el Jaguar XJR-15 (1990) –derivado directamente del Mundial de Resistencia– y el nunca suficientemente bien valorado Bugatti EB110 (1992) habían recurrido a un chasis de fibra de carbono para un deportivo de calle. Pero es que además el McLaren F1 empleaba este material también en los paneles de su carrocería.
Con todo ello, el triplaza británico pesaba apenas 1.140 kilos, movidos por los 627 CV de su embaucador motor BMW V12 atmosférico de 6,1 litros. El monocasco de fibra de carbono permitió al F1 disfrutar de una combinación de rigidez estructural y ligereza que marcaría nuevas referencias entre los superdeportivos.
La fibra de carbono en los McLaren de calle
Tras el F1, todos los McLaren de calle se desarrollaron a partir de un bastidor de fibra de carbono. El McLaren 12C fue, en 2011, el primer automóvil de calle fabricado por McLaren Automotive en su actual sede. Este vehículo recurría al denominado chasis MonoCell: una “bañera” de fibra de carbono de una sola pieza que proporcionaba una rigidez y ligereza sin precedentes en un coche de carretera de la época.
Tras él llegaría el McLaren P1 (2013), cuya estructura de fibra de carbono se extendía a los trenes motrices y recibía el nombre de MonoCage. Con un peso de sólo 90 kilos, permitía embarcar los pesados componentes del tren motriz híbrido manteniendo una contenida masa total a la vez que ofrecía un descomunal nivel de potencia.
En 2017 llegaría el McLaren 720S con una vocación más popular, lo que no impidió que adoptara una evolución del concepto MonoCage, heredado por el McLaren 750S en la actualidad. Su estructura comprende todo el habitáculo y combina una bañera de fibra de carbono con una estructura superior fabricada igualmente en este material.
En 2018, la inauguración del Centro Tecnológico McLaren Composites en Sheffield, Reino Unido, supone un nuevo paso adelante en el desarrollo de soluciones de fibra de carbono. De allí saldrían numerosas piezas para el McLaren 765LT.
No hay que olvidar tampoco el McLaren Artura, que en 2021 estrenaría la denominada McLaren Carbon Lightweight Architecture (MCLA), diseñada específicamente para integrar una nueva generación de sistemas de propulsión híbridos de alto rendimiento, con una celda de seguridad para la batería del sistema híbrido que garantiza su integridad en una eventual colisión severa.
Finalmente, el McLaren W1 ha supuesto un nuevo paso adelante en el diseño y la producción de estructuras de fibra de carbono. El nuevo Aerocell se fabrica con fibra de carbono preimpregnada, adopando la tecnología desarrollada para el modelo de circuito Solus GT.
El compuesto preimpregnado con resina simplifica el proceso de curación y, tras un tratamiento a presión en el molde, el Aerocell es capaz de ofrecer una mayor resistencia estructural que los bastidores anteriores, todo ello integrando por primera vez la funcionalidad aerodinámica en el propio diseño del chasis para prescindir incluso de parte de la superficie de los paneles de la carrocería e incluso de estructuras para los asientos, que se integran completamente en el Aerocell.
Michael Leiters, director ejecutivo de McLaren Automotive, resume estos más de 40 años en apenas una frase: “La fibra de carbono es parte integral de la historia de McLaren y una parte central de nuestro ADN. Nos permite ofrecer superdeportivos súper livianos con los mejores atributos dinámicos y sigue siendo un área de exploración técnica con mucho por descubrir y muchos más beneficios por lograr”.