Presentado en la Feria Aérea de Farnborough como el primer coche volador producido en serie, el Liberty de PAL-V es una creación de una compañía holandesa fundada en 2007 por John Bakker y su consejero delegado actual, Robert Dingemanse, desveló la serie especial Pioneer Edition, 90 unidades que serán entregadas a sus propietarios durante el próximo año. Una factura de 499.000 euros justificada por su condición 'full equip', pues los Liberty Pioneer Edition equiparán de serie todas las opciones disponibles, aunque para más adelante ya se anuncian las versiones Sport, menos lujosas y que rebajarán el precio a 299.000 euros. Es lo que cuesta un Lamborghini Huracán Performante con motor de 640 CV, aunque en determinados casos el Liberty podría dejar muy atrás -o mejor sería decir 'muy abajo'- al superdeportivo italiano pese a disponer de una potencia que no llega ni a la mitad: 300 CV. Cifra resultante de sumar la fuerza de sus dos motores de avión Rotax -funcionan con gasolina de 95 o 98 octanos, o con etanol E10-, pues si la mecánica destinada al modo 'vuelo' rinde 200 CV, la reservada al modo 'conducción' nos moverá por carretera con sólo 100 CV.
Pueden parecer cifras modestas, pero hablamos de un conjunto ligerísimo -pesa 664 kilos en vacío y un máximo de 910 en el momento del despegue, pues admite una carga total de 246 kilos-, y eso se traduce en prestaciones más que dignas: con sus tres ruedas en el suelo, 160 km/h de velocidad punta y aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 9 segundos; y si estamos volando, hasta 180 km/h, aunque la velocidad 'económica' recomendada es de 140 km/h y PAL-V afirma que manteniendo un crucero de 160 km/h disfrutaremos de un 90 por ciento del alcance máximo.
Vuela a 3.500 metros de altitud
El Liberty, que es biplaza y tiene un maletero limitado a 20 kilos de carga -en un vehículo capaz de alcanzar 3.500 metros de altitud conviene seguir estas indicaciones-, es tan compacto que puede compartir garaje con coches 'terrestres', pues mide 4 metros de largo por 2 de ancho y 1,7 de alto -ocupa como un Fiat Multipla-, aunque las dimensiones se multiplican al configurarlo de cara al vuelo, operación que lleva entre cinco y diez minutos e incrementa la longitud a 6,1 metros y la altura a 3,2 -la anchura no crece al desplegar los elementos 'aéreos'-. Además, el rotor principal tiene un diámetro de 10,75 metros, de modo que podemos olvidarnos de aterrizajes y despegues en calles, aparcamientos o estaciones de servicio. Más que nada, y aunque eso dependerá de la legislación de cada país, porque estará prohibido.
PAL-V recuerda que el Liberty no es un helicóptero, mucho más ruidoso y difícil de manejar, sino un giroplano, y especifica que para iniciar o concluir los vuelos deberemos usar una pista pavimentada o de hierba de entre 90 y 200 metros de longitud, y al menos 20 metros de anchura. Para aterrizar, por ejemplo, necesitaremos sólo 30 metros desde que toquemos suelo -a unos 30 km/h- hasta detener el Liberty, mientras que la distancia mínima para despegar crece un poco: 180 metros desde que metemos motor hasta que alzamos el vuelo, o 330 si al final de la zona de despegue hay un obstáculo de 15 metros -un edificio de cuatro plantas, por ejemplo-. Y respecto a un helicóptero, el giroplano presenta otra diferencia: aquí sí hay velocidad mínima de vuelo, pues por debajo de 50 km/h empezaremos a perder altura. Aunque PAL-V insiste en que la seguridad ha sido prioritaria, de modo que hasta en el supuesto de un fallo total del motor -improbable gracias a su solución de doble motor redundante- podríamos aterrizar manteniendo el control.
Gasta 18,6 l/100 km en vuelo
El Liberty cuenta con un depósito de 100 litros de combustible con el que podremos viajar por carretera hasta 1.315 kilómetros, pues la empresa holandesa anuncia un gasto medio -la ligereza del conjunto tiene esas ventajas- de 7,6 l/100 km a velocidades legales. Volando, eso sí, el consumo sube hasta los 26 litros por hora -según nuestras cuentas, 18,6 l/100 km-, de manera que la autonomía -contando con una reserva de carburante de media hora que parece 'obligada' por razones obvias- sería de 400 kilómetros. E incluso algo más, 500 kilómetros en total, para vuelos con un ocupante a bordo. De hecho, el PAL-V Liberty fija en 4 horas y 20 minutos la duración máxima de sus vuelos, dejando siempre una reserva 'de emergencia' de carburante para media hora, lo que ya en tierra nos daría para cubrir hasta 150 kilómetros por carreteras o calles, cerrando el círculo de lo que podría llamarse 'vuelo puerta a puerta'.
Actualmente el Liberty sigue paso a paso el proceso de certificación, que no sólo garantiza la seguridad del coche volador sino que también autoriza que el vehículo pueda ser conducido en las carreteras y pilotado en el aire. «Se necesitan muchas pruebas para demostrar que cumple las normas», recuerda Mike Stekelenburg, ingeniero jefe de PAL-V, pero el programa de lanzamiento no se detiene y un detalle lo prueba: decenas de clientes de la serie limitada Pioneer Edition ya asisten a cursos de vuelo para poder recoger sus giroplanos.