Bugatti, con una historia de 115 años, siempre ha destacado por su capacidad de superar límites y explorar nuevos horizontes en el diseño automovilístico. Y eso está más que acreditado en su última creación, el nuevo Tourbillon que no es solo un avance tecnológico, sino una nueva forma de buscar la excelencia automovilística que marca el inicio de una nueva era en la producción de ‘hyper sports cars’.
En lugar de considerar la creación del Tourbillon empezando desde cero, Bugatti vio en ello una oportunidad única. Emilio Scervo, CTO de Bugatti Rimac, declaró: “Siempre hemos pensado en cómo podríamos hacerlo mejor, cómo podríamos crear un diseño aún más bonito que el Chiron”. Así esto se traduce en un enfoque de repensar el diseño para que cada elemento del coche sea absolutamente único. El Tourbillon no solo busca replicar lo que ya se conocía, sino que busca ser un modelo que evoque más emoción y dinamismo que sus predecesores.
Uno de los aspectos más innovadores del Tourbillon es su tren motriz, que combina un motor V16 atmosférico y tres motores eléctricos. Esta maravilla de la ingeniería permite una integración óptima de todos los componentes técnicos del vehículo. Todo realizado desde una nueva plataforma que ha sido diseñada para maximizar la eficiencia y el rendimiento del automóvil.
Ocho radiadores integrados
La disposición de los radiadores en la parte delantera del coche juega un papel crucial. De un total de ocho radiadores, cinco están estratégicamente posicionados. Dos radiadores en el exterior canalizan el aire directamente al motor, mientras que los radiadores centrales dirigen el flujo de aire desde la icónica parrilla en forma de herradura de Bugatti, asegurando que se enfríen tanto la cabina como los componentes eléctricos con la máxima eficiencia.
Detrás del compartimento de equipaje, el eje eléctrico, compuesto por dos motores eléctricos de 250 kW, está integrado de forma que esta configuración permite no solo la tracción total del vehículo, sino también un sistema de vectorización de par que mejora drásticamente el rendimiento y la maniobrabilidad al desviar el par a la rueda delantera que lo necesite.
Pero sin duda el elemento clave de esta plataforma es una batería T-Shape que ofrece 800 caballos de potencia eléctrica. Además, actúa como parte estructural del monocasco, contribuyendo a un centro de gravedad perfectamente equilibrado. Con una capacidad de 24 kWh, esta batería permite una autonomía de más de 60 kilómetros en modo puramente eléctrico, una cifra destacada en el segmento de los hyper sports cars.
Esta arquitectura innovadora no solo optimiza el peso, sino que también mejora la ergonomía del vehículo, proporcionando una posición de asiento fija con un pedal box y un volante móviles. Esto minimiza tanto la altura como el peso total del Tourbillon.
El Bugatti Tourbillon incorpora un motor V16 atmosférico
En la parte trasera del Tourbillon se encuentra el corazón del vehículo: un motor V16 atmosférico que trabaja junto a un tercer motor eléctrico trasero. La longitud de este motor supuso un desafío para los ingenieros de Bugatti, que tuvieron que adaptar su enfoque al diseño. Al reubicar los tanques de combustible a los laterales, Bugatti logró controlar la distancia entre ejes y la longitud total del hyper sport car, mientras maximizaba el espacio interior.
La estructura de choque integrada en el enorme difusor proporciona una mayor optimización del peso, evitando la necesidad de una viga trasera completa. Este ingenioso diseño resalta el compromiso de Bugatti con la seguridad sin comprometer el rendimiento.
Con el Tourbillon Bugatti hace una declaración de intenciones que va más allá de ser un simple hyper sports car; este trabajo refleja el compromiso inquebrantable de la marca con la excelencia. La plataforma sobre la que está construido se convierte en un nuevo capítulo para la firma, caracterizado por niveles sin precedentes de optimización y rendimiento.
Otro hito en la larga historia de una firma que siempre ha estado en la cúspide de lo que ofrecía la industria automovilística.
