La compañía británica Jaguar Land Rover trabaja en una nueva tecnología de conectividad para vehículos que permite identificar la ubicación y la relevancia de baches, desperfectos en el asfalto, juntas de puentes, etc, y compartir esta información en tiempo real en la 'Nube' con otros vehículos y con los responsables de tráfico, para que estos estén al tanto del problema y puedan solucionarlo.
Si un vehículo advirtiera a otros vehículos sobre daños importantes que se va a encontrar en su camino, el conductor al que se le ha alertado tendría margen para reducir la velocidad y evitar el peligro; o bien, el vehículo podría ajustar la configuración de la suspensión para reducir el impacto y suavizar la marcha. De esta forma podría reducirse la probabilidad de pinchazos, daños en las ruedas y en el vehículo, así como como posibles accidentes de tráfico.
El coche se adapta a la carretera
En el caso de algunos modelos de la compañía británica, como el Range Rover Evoque y Discovery Sport los sistemas MagneRide incluyen sofisticados sensores que permiten al vehículo analizar la superficie de la carretera y ajustar en todo momento la configuración de suspensión, minimizando los efectos del bache en la comodidad de los ocupantes.
Además esos datos se pueden convertir en información que se comparta y beneficie a otros usuarios de la calzada. Esto podría ahorrar a los conductores millones de euros en daños y contribuir a que las reparaciones de las carreteras sean más rápidas y eficaces.
Y esto es sólo el primer paso, pues en los proyectos de Conducción Autónoma que lleva a cabo Jaguar Land Rover se podría incorporar a los coches una avanzada cámara estereoscópica de orientación frontal y una novedosa tecnología de sensores en el Range Rover Evoque que participa en la investigación, para detectar la superficie de la carretera. Esta capacidad de analizar el estado de la carretera y evaluar los posibles peligros es un elemento clave para el desarrollo de los vehículos de conducción autónoma, ya que el objetivo en un futuro es que los coches se guíen solos y el sistema evite los baches sin salirse de su carril ni poner en peligro a otros conductores.
Además, si el peligro del bache es bastante considerable, los sistemas de seguridad podrán disminuir la velocidad o incluso parar el coche para minimizar el impacto.