Hace unos meses, Google mostró el primer prototipo de coche eléctrico que se conduce solo. El objetivo de la tecnológica americana era poner en el mercado un modelo que pudiera traer y llevar a la gente, con total seguridad y con las mínimas emisiones. Así, se podría utilizar ese tiempo que pasamos conduciendo en otros menesteres, léase manejando el teléfono móvil con total tranquilidad, estudiando, contestando correos… En definitiva, haciendo todo lo que ya se hace ahora mismo pero sin el peligro que supone, además, tener que ocuparse del volante. El siguiente vídeo muestra las primeras impresiones de algunos usuarios.
El empeño de la firma americana se encontró con trabas legales, pues conseguir la autorización para que un coche que circula sin conductor pueda hacerlo mezclado con los otros coches no es tarea fácil. Las leyes de todos los países obligan a contar con determinados controles que evitan que eso pueda producirse. Así, el primer prototipo presentado el pasado mes de mayo carecía de todo tipo de controles. Sólo contaba con un botón para ponerlo en marcha y apagarlo. Y esa era una traba importante para conseguir la autorización.
Dispositivos en caso de emergencia
Google ha tenido que dotarlo de volante, acelerador y freno, dispositivos que puedan permitir que el conductor tome el control del coche en caso de emergencia. Y con estas nuevas características, la empresa tecnológica acaba de presentar la versión de producción.
Como bien se puede apreciar, lo han gastado todo en tecnología, porque en diseño no se han estrujado la cabeza. El Google Car parece un 'huevo' y tiene espacio únicamente para dos ocupantes. Eso sí, cuenta con una cámara en el techo, que recuerda mucho a las luces de los coches de la polícía. Su propulsión es eléctrica -aunque no se han desvelado sus características-, su velocidad máxima es de 40 km/h y ofrece una autonomía de unos 160 kilómetros.
Ve todo lo que pasa alrededor
Pero la parte principal de este coche no está ni en el diseño, ni siquiera en el motor. El 'cerebro' del Google Car es aquello que es capaz de guiarlo entre el tráfico, ya sea urbano o por carretera. Este coche dispone de un GPS, un radar y un sistema de lectores de láser que van creando un mapa en tres dimensiones de todo lo que rodea al coche. De esta manera, el coche 've' siempre lo que ocurre a su alrededor y es capaz de reaccionar de forma correcta. Incluso, al ver por detrás, cuenta con mayores posibilidades de reacción que un conductor humano, cuyo ángulo de visión es menor.
Quedan por resolver muchos problemas, como por ejemplo, el funcionamiento en condiciones meteorológicas adversas o en circunstancias de tráfico complicadas como zonas de obrass. También habrá que ver cómo es capaz de reaccionar ante las maniobras, a veces poco comprensibles de los conductores de carne y hueso. Para ello, para tener previstas el mayor número de condiciones imaginable, pondrán en circulación, a partir de 2015, 200 coches para recoger datos que les permitan incorporarlos a los futuros coches de conducción autonóma.
Porque Google considera que a partir de 2020 pueda estar operativa una tecnología de conducción autonóma que pueda ser instalada en otros coches de diferentes fabricantes. Si esto fuera así, puede que el panorama de la conducción cambie radicalmente de aquí a 5 años. Parece imposible, casi ciencia-ficción, pero hace sólo unos pocos años tampoco hubiéramos pensado que cualquier duda que tuviéramos sobre cualquier tema que nos imagináramos la consultaríamos en un ordenador a una cosa llamada Google.