Durante más de un siglo, hablar de diésel era hablar de bajo consumo con reducidas prestaciones. El Clase G fue uno de los modelos que cambió ese paradigma para siempre. Pero la llegada de una nueva generación de motores turbodiésel de inyección directa cambió para siempre el paradigma de los motores alimentados por gasóleo.
En septiembre de 2000, el El Clase G 400 CDI se convirtió en una de las estrellas del Salón del Automóvil de París y supuso un antes y un después en la percepción que la gran mayoría de usuarios tenía de este tipo de motores.
Mercedes Clase G 400 CDI: Mucho más que un potente motor diésel
En realidad, a finales del año 2000 se produjo una de las más importantes revisiones que experimentaría la serie W463 desde su lanzamiento, en 1979, hasta su completa renovación, en 2018. El comunicado oficial de la época sobre la nueva gama 2001 del Clase G, publicado el 4 de septiembre con motivo de su presentación en París, no dejaba lugar a la duda:
“La Clase G de Mercedes-Benz se presenta en el Salón Internacional del Automóvil de París con un nuevo diseño interior, las últimas innovaciones técnicas de la Clase S y aún más equipamiento de serie. Los diseñadores e ingenieros de Mercedes-Benz han mejorado visual y técnicamente el interior del indestructible todoterreno, que forma parte de la gama de modelos Mercedes-Benz desde hace más de 20 años y del que se han fabricado más de 145.000 unidades, aumentando así la exclusividad del moderno clásico entre los vehículos todoterreno.”
Las modificaciones estéticas, visibles especialmente en la parrilla, los parachoques del color de la carrocería y los grupos ópticos, eran sólo la punta del iceberg de este constantemente renovado Clase G. El interior de las puertas contaba con nuevos paneles, en el salpicadero había un nuevo cuadro de instrumentos, los diferentes mandos presentes en el salpicadero se actualizaban, mientras que la consola central también recibía un importante rediseño, con un reposabrazos y un compartimento de almacenamiento.
El climatizador dual con filtro anti-polen llegaba por primera vez al Clase G, que mejoraba el confort de las plazas traseras con salidas de aire orientables específicas. Nuevos asientos eléctricos con memorias y reglaje igualmente eléctrico para la columna de la dirección completaban el surtido de novedades más destacadas. Además, el sistema de info-entretenimiento Command se ofrecía en “las” versiones V8.
El todopoderoso motor V8 turbodiésel llega al Clase G
Hablamos de “las” versiones V8 porque al Clase G 500 se sumaba el todopoderoso G 400 CDI, propulsado por un motor V8 diésel alimentado mediante inyección directa con bomba de alta presión y common-rail y sobrealimentado por dos turbocompresores.
El OM 628.962 alcanzaba los cuatro litros de cilindrada para ofrecer 250 CV y 560 Nm, cifras hasta entonces desconocidas en un motor diésel de automoción. El G 400 CDI tenía una velocidad máxima de 180 km/h (limitada electrónicamente), homologaba un consumo NEDC de 12,8 l/100 km y permitía que sus 2,5 toneladas pasaran de cero a 100 km/h en 10,6 segundos, superando las prestaciones del G 320 de gasolina y cambiando el paradigma de los motores diésel para siempre.
Por supuesto, el chasis en escalera, los dos ejes rígidos, la tracción total permanente con tres diferenciales bloqueables y la reductora continuaban ahí, y este soberbio todoterreno se convertía en un auténtico objeto de deseo para cualquier aficionado al 4×4 y la aventura.