El 26 de agosto de 2024, el Mini ha cumplido 65 años de vida. Lanzado en 1959, el Mini original puede considerarse como el vehículo británico más popular de todos los tiempos. Es, además, un icono de los años 1960, y su arquitectura “todo delante” (motor y transmisión) influyó sobre todos los fabricantes generalistas de la época, condicionó los utilitarios y compactos que vendrían tras él y sigue estando vigente 65 años después.
Diseñado para British Motor Corporation por Alec Issigonis, se fabricó en Inglaterra en la factoría de Longbridge, junto a la sede de BMC, y posteriormente también en Australia, Bélgica, Chile, Italia, Portugal, Sudáfrica, Uruguay, Venezuela, Yugoslavia y, por supuesto, España. Aquí lo produjo Authi (Automóviles de Turismo Hispano-Ingleses) en Navarra, en las instalaciones que posteriormente serían propiedad de Seat y actualmente pertenecen a Volkswagen.
Llega el Mini Cooper
El Mini original se fabricó de manera ininterrumpida hasta el año 2000. A lo largo de esos 41 años experimentó cinco actualizaciones importantes: Mk II (1967), Mk III (1970) y Mk IV (1984), MK V (1990) y Mk VI (1996). Asimismo, su evolución mecánica fue destacable, con las versiones Cooper y Cooper S como alternativas deportivas. Porque, si el diseño básico del Mini es obra de Alec Issigonis, de cara a hacer de él un coche de rallys ganador no es menos importante la aportación de otro grande de la historia del automovilismo: John Cooper.
John Newton Cooper había alcanzado fama como piloto de carreras y había tenido éxito como diseñador y preparador de automóviles, e inmediatamente supo ver el potencial deportivo del Mini clásico. Cooper, pionero en ubicar el motor en posición central trasera en los monoplazas de Fórmula 1, no dudó en comentarle a Issigonis: “Ese es un maldito auto de carreras. Dale más potencia, mejora los frenos y constrúyelo”.
Así, el primer Cooper se fabricó en 1960. Contaba con 55 CV en lugar de los 34 CV del Mini original. Desde su nacimiento, los Cooper fueron tremendamente populares tanto para ser usados en vías públicas como en diferentes competiciones locales y campeonatos.
Su ligereza, su ausencia de voladizos y sus firmes suspensiones con tacos de goma en lugar de muelles helicoidales le otorgaban un comportamiento muy neutro, una buena capacidad de frenada y una agilidad desconocidas en la época. Las unidades de los Mini Cooper de rallys pesaban apenas 650 kilos, lo que permitía sacar bastante partido de sus 55 CV e hizo que se popularizara la comparación entre conducir un Mini y conducir un kart.
En mayo de 1962, el Mini Cooper ganaría su primer rally internacional, y el 21 de enero de 1964, hace 60 años, el norirlandés Patrick “Paddy” Hopkirk subiría a lo más alto del cajón del podio del Rally de Montecarlo, mientras que los finlandeses Timo Mäkinen y Rauno Aaltonen eran cuarto y sexto, respectivamente; todos ellos a los mandos de un entonces llamado Morris Cooper S.
El final del modelo clásico y la etapa de BMW
Y es que a lo largo de sus 41 años el mismo vehículo se comercializó como Austin Seven, Morris Mini Minor, Austin Mini, Mini Morris o Mini Cooper. Hubo, además, varias carrocerías: una cupé de dos puertas, una versión familiar, una furgoneta, el pick up, un modelo playero sin puertas y el Moke, pensado para poder circular por terrenos sin pavimentar.
Dado lo dilatado de su periodo de producción y, sobre todo, la existencia de numerosos fabricantes que lo producían bajo licencia, el vehículo llegó a fabricarse con carrocerías de fibra de vidrio (en países como Venezuela y Chile) y diversos motores.
El modelo original fue producido con motores de gasolina de 0,85, 1,0, 1,1 y 1,275 litros. Curiosamente, el Mini clásico más potente y deportivo es un absoluto desconocido, especialmente en España, donde no se llegó a comercializar. Se trata del Mini ERA, que incorporaba un turbocompresor a su motor de 1.275 cm3. Desarrollaba 95 CV (70 kW), alcanzaba 185 km/h y contaba con amortiguadores regulables y frenos sobredimensionados. Entre 1989 y 1991 se fabricaron 436 unidades, muchas de las cuales acabaron vendiéndose en Japón.
En el año 1994, BMW compraba el Grupo Rover (que englobaba por aquel entonces las marcas Rover, Austin, Land Rover, MG, Sterling, Leyland y la propia Mini, convertida en marca desde 1969). Incapaz de rentabilizar la mayor parte del negocio de Rover, en el año 2000 BMW se desharía de todas las marcas y los activos del Grupo Rover, a excepción de Mini, cuyo modelo clásico dejaría de producirse ese mismo año para ser reemplazado por el nuevo modelo (R50), que sería reemplazado por sucesivas generaciones en 2006 (R56), 2014 (F56) y 2024 (F66) al tiempo que su gama se iba ampliando con nuevas carrocerías.
